Internado en la sierra de Gómez Farías en un camino que tiene como destino final la Biósfera el Cielo se encuentra la Bocatoma, un lugar conocido por los restaurantes que ofrecen langostinos y por el santuario de las tortugas que aloja el Río Frío.
Es la carretera vieja de Ciudad Victoria a Mante la que lleva a uno de los lugares más emblemáticos de Tamaulipas por su flora y por la cantidad de ríos que atraviesan el camino de dos vías. Basta con cruzar el trópico para disfrutar a simple vista el color turquesa y azul profundo de sus aguas, y apreciar una situación que preocupa a visitantes y lugareños.
Los efectos de la sequía han mermado los caudales, y el verde que antes caracterizaba a una región dominada por plantaciones de mangos y naranjos, es ahora invadida por pastizales secos que en cualquier momento podrían arder tal como ha sucedido recientemente en la parte serrana de Llera, Ocampo, Gómez Farías, Victoria y Jaumave.
A pocos kilómetros de llegar al poblado “El Limón”, se encuentra la entrada a la Biósfera “El Cielo” que carece de la nomenclatura que presumía en otros años. La red de caminos que comunica a los puntos de interés y a la zona agrícola se encuentra rodeada de canales de riego con un caudal reducido y dominado en gran parte por el lirio acuático.
El tono transparente de sus aguas ahora es verde y lleno de lama. La corriente característica del Río, que arrojaba a los bañistas a la orilla, es tranquila e interrumpida por el lirio acuático que amenaza con extender sus dimensiones al mismo ritmo que baja el nivel del caudal.
Los medidores de nivel instalados por la Conagua han quedado casi en su totalidad descubiertos. Son cuatro , casi cinco las placas de concreto descubiertas utilizadas por la Conagua para registrar el estado del río.
Aunque el nivel del agua se encuentra por debajo en comparación a otros años, aún es posible la navegación y disfrutar un área natural dominada por las miles de tortugas que asoman sus caparazones al sol que escapa entre la espesa vegetación de la zona.