Las discrepancias no sólo afloran en el gabinete de la Cuarta Transformación, sino que también se manifiestan, con mayor dureza y virulencia, al interior del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Durante la reunión del Consejo Nacional realizada el domingo pasado, el grupo de Bertha Luján prácticamente arrinconó contra las cuerdas a la presidenta nacional de Morena, la controvertida Yeidckol Polevnsky.
Entre los varios golpes que recibió la ex senadora mexiquense, dos fueron secos, contundentes, dolorosos: La creación de un Comité de Vigilancia del proceso interno para la renovación de la dirigencia que se efectuará en noviembre; y la destitución de su cuate Carlos Suárez Garza, representante del partido ante el Instituto Nacional Electoral (INE).
Este par de decisiones, por supuesto, tienen la intención de pavimentar el camino para que Bertha Luján Uranga, actual presidenta del Consejo Nacional, ocupe la presidencia del partido de la 4T, cargo al que se aferra Yeidckol Polevnsky, quien quiere reelegirse.
Sin embargo, doña Yeidckol es una mujer de armas tomar y en una reunión que se prolongó hasta la madrugada de ayer miércoles, designó a Leonel Godoy, ex perredista y ex gobernador de Michoacán, como nuevo secretario de organización del comité nacional de Morena. Un auténtico ‘madruguete’.
Esta posición, de suma importancia para la operación de los comités de base del partido, también era deseada por el grupo de Bertha Luján, que quería imponer a Francisco Javier de la Huerta, amigo de un personaje clave para entender la operación territorial del lopezobradorismo: Gabriel García Hernández.
Gabriel García Hernández fue secretario de organización de Morena hasta que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, lo invitó a un puesto más que estratégico desde la perspectiva electoral: la Coordinación General de Programas Integrales de Desarrollo.
Es decir, Gabriel García Hernández es el jefe de los 32 ‘superdelegados’ del gobierno federal en los estados. Su designación revela el intento por vincular los programas sociales federales con las estructuras del partido de la Cuarta Transformación.
La guerra por el control de la dirigencia nacional de Morena tiene que ver directamente con la carrera -sumamente adelantada- por la candidatura presidencial de 2024 y por mantener el principal bastión de poder morenista de país, la Jefatura de la Ciudad de México.
Bertha Luján responde a los intereses de la actual Jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum… quien sueña, como algunos otros más, con llegar a Palacio Nacional.
Eso no es todo: la hija de Bertha Luján Uranga, Luisa María Aldape Luján, secretaria del Trabajo y Previsión Social del gobierno federal de la 4T, es el proyecto de ese grupo para ser la candidata de Morena a la Jefatura de la capital del país en cinco años.
El padre de la joven funcionaria es el abogado Arturo Alcalde, asesor laboral y uno de los principales activistas en la fundación de la Confederación Internacional de Trabajadores, la nueva organización gremial del lopezobradorismo liderada por el controvertido senador Napoleón Gómez Urrutia.
Pero Bertha Luján y Yeidckol Polevnsky no son las únicas que quieren apropiarse de la dirigencia nacional de Morena. En el pleito aparecen dos protagonistas con mayor presencia e influencia hacia el exterior del partido, pero con escasas fichas para jugar al interior: Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; y Ricardo Monreal, líder de la fracción parlamentaria de Morena en la Cámara de Senadores.
De hecho, se habla que Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal tuvieron que pactar una alianza para proponer una sola carta para encabezar la próxima dirigencia nacional de Morena: Mario Delgado, quien encabeza el numeroso grupo parlamentario morenista en la Cámara de Diputados.
Economista de profesión, Mario Delgado Carrillo es una persona de todas las confianzas de Marcelo Ebrard. Su trabajo como líder legislativo ha sido bien visto por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ricardo Monreal se sumaría a la aspiración de Mario Delgado al ver que su suplente, Alejandro Rojas Díaz Durán, no es catalogado como un ‘gallo con espolones’ para competir por la dirigencia nacional del partido de la 4T.
Esa es la realidad: Alejandro Rojas es considerado un personaje menor en el escenario político morenista del país. Sus virulentas críticas contra Yeidckol en la etapa previa a la elección del 2 de junio en 6 estados lo desgastaron. Ahora dirige sus dardos hacia Bertha Luján. La pregunta que se plantea es: ¿Ricardo Monreal lo sigue manejando? ¿Le sigue dando cuerda?
Como se observa, las discrepancias no sólo salen a relucir en el gabinete de la Cuarta Transformación, sino que también afloran con tremendo encono en la búsqueda de la dirigencia nacional de Morena, un partido de presunta izquierda que si no pone orden a tantas ambiciones desmedidas puede tener el mismo final que su hermano, el PRD: devorado por sus tribus.
Y PARA CERRAR…
Ante una nutrida asistencia de ciudadanos, el presidente municipal de Tampico, Jesús Nader Nasrallah, develó ayer por la tarde, casi noche, en la Plaza de Armas, la estatua del actor jaibo Mauricio Férez Yázbek, mejor conocido como Mauricio Garcés. Un acertado reconocimiento, sin duda.
¡¡¡Arroooooooooz!!!