AMLO no ha cumplido, hasta ahora,con dos de sus principales promesas de campaña: mayor crecimiento económico y una mejoría sustancial en materia de seguridad. En ambos temas, los datos del gobierno (no necesariamente losde AMLO, él tiene los propios) son claros. La economía está estancada. La inseguridad ha seguido incrementándose. En la más reciente encuesta de El Financiero (http://bit.ly/2yS8LnT), el 51% considera de muy mala o mala la gestión de AMLO en materia económica, frente al 23% que la califica bien o muy bien. En materia de seguridad, el 42% la desaprueba, frente al 33 que la aprueba.
La genialidad de AMLO estriba en celebrar cualquier cosa como un triunfo, como el haber crecido 0.1% en el segundo trimestre del año. AMLO tiene tal legitimidad que ha podido mantener niveles de aprobación de 66% los últimos tres meses, aunque con una tendencia
a la baja respecto a febrero, cuando su aprobación era superior al 80.
El 58% de los encuestados califica muy bien o bien a AMLO en materia de honestidad, frente al 24% que lo hace mal o muy mal, aunque sólo el 47% le cree cuando da un mensaje a la nación, frente al 51% que no lo hace. Las medidas mejor calificadas son actos simbólicos, como vivir en Palacio Nacional o viajar en líneas aéreas comerciales.
En esta encuesta no hay preguntas sobre sus nuevos programas sociales, como Jóvenes Construyendo el Futuro, sólo sobre la cancelación de Prospera, con un apoyo de apenas del 21 por ciento. En esos nuevos programas pueden, quizás, estar los mayores logros del Presidente frente a una parte de la población. Es ahí donde fija sus esperanzas electorales.
A la pregunta de si hoy fuera la votación por la revocación o no de su mandato, el 62% votaría porque continúe en el cargo. A la pregunta de si se
estaría de acuerdo en la reelección del Presidente (la pregunta es en general, no se menciona a AMLO), el 70% responde negativamente.
El reto de AMLO es cómo seguir distrayendo al “respetable” mientras
los dos temas que más preocupan en
la mayoría de las encuestas, seguridad
y empleo, no mejoran. Ir dosificando acciones contra algunos de los presuntos corruptos del pasado puede ayudar. Muchos celebramos no perdonar a quienes cometieron delitos en la anterior administración. Él parece estar jugando a decir que la venganza no es lo suyo, pero deja que ciertas acusaciones sigan su curso.
Conseguir que la economía crezca o que la inseguridad disminuya requiere gobernar de otra forma. AMLO parece improvisar todas las mañanas; la mayoría de sus secretarios prácticamente no pintan; las capacidades burocráticas están menguadas y se ha destruido mucho en poco tiempo, sin que se vea qué viene ahora. Destinar casi dos
horas diarias en la mañanera y luego
una parte importante del día en giras
no permite un seguimiento adecuado de los complicados y urgentes asuntos de gobierno. Para hacer aún más difícil el reto de gobernar, la economía mundial puede entrar en una fase de mayor volatilidad por la creciente tensión entre Estados Unidos y China.
De haber continuado con la obra del aeropuerto en Texcoco, AMLO tendría algo importante que inaugurar en algunos años, amén de un mucho mejor ambiente para las inversiones privadas. Con las obras en Santa Lucía, a lo mucho podrá usar la pista actual para un vuelo simbólico.
Con AMLO, México tiene una segunda oportunidad de validar la democracia, después de la decepción que fue el gobierno de Fox. Esa oportunidad se podría usar para construir un país con gobierno más transparente, honesto, austero, con foco y eficaz. López Obrador corre el riesgo de desperdiciar la posibilidad de ser el gran Presidente de la segunda transición.
ACLARACIÓN
Aprovecho para desmentir cualquier participación mía en proyecto partidista alguno, como se señaló en diversos medios de comunicación a partir de un reportaje de la revista Proceso.