Los priistas deberían de estar de fiesta con el triunfo de Alejandro Moreno Cárdenas, que permitirá al campechano adjudicarse el alto mando nacional del Revolucionario Institucional, sin embargo, las reacciones indican que para muchos militantes la victoria tiene un sabor amargo parecido a la derrota.
Las causas, entre otras, que el resultado de la contienda por el cargo de Claudia Ruiz no fue el resultado del sentir ni de la voluntad de las bases del partido político, sino de una serie de maniobras que, en lugar de enaltecer que por primera vez se dejaría en manos de la militancia la elección de sus dirigentes, demostró que el relevo fue decidido, como siempre, desde arriba.
Las viejas prácticas, el relleno de urnas, el acarreo y la compra de sufragios, entre otras irregularidades, que caracterizaron al partido a lo largo de su existencia y lo llevaron a la peor derrota de su historia en la elección presidencial del 2018, fueron utilizados el domingo pero contra ellos mismos.
La queja de Ivonne Ortega Pacheco, que quedó en el segundo sitio de las votaciones, revela la magnitud del cochinero.
“Existen, dijo, todos los elementos para impugnar y anular la elección”. La democracia, sigue sin llegar al PRI, lamentó la ex gobernadora de Yucatán que luego se comprometió a seguir luchando para lograrlo, así como para evitar el abuso del poder y la corrupción de los gobernantes surgidos de las filas del ex partido oficial. Los propios priistas coinciden en que, como sus antecesores, el nuevo jerarca tricolor llegó a la cúpula no gracias a las bases, que siguen siendo ignoradas y utilizadas, sino de los integrantes de una élite que se resiste a renovar realmente a la agrupación para ponerla a tono con las nuevas reglas del juego democrático.
Los presagios son nefastos. Con esas mañas, no solamente no lograrán recuperar la confianza de los ciudadanos ni de los priistas sino que en los comicios del 2021 seguramente a la debacle que se inició con la debacle presidencial podrían sumarse la pérdida de gubernaturas y asientos legislativos que aún conserva en su poder.
La pregunta es ¿qué hará el presidente López Obrador para mantener con vida al PRI y utilizarlo para mantener a Morena en el gobierno en los comicios del 2024?
No se sabe.
Quizá, como Acción Nacional y el Presidente Vicente Fox, que se vieron en la necesidad de aliarse a los priistas para impedir la llegada de AMLO a los Pinos en el 2006 o como Felipe Calderón Hinojosa, quien en vez de apoyar a Josefina Vázquez Mota para darle continuidad al proyecto panista en los comicios del 2012, optó pactar con el tricolor y Peña Nieto para facilitar el regreso del ex partido oficial y cerrarle otra vez el acceso del gobierno de la República al tabasqueño, este no puede darse el lujo de aprovechar la ocasión para aniquilar al ex partido de la Revolución.
¿Entablará el nativo de Macuspana una coalición con el ex invencible para bloquear el resurgimiento del partido de la derecha y asegurar la entrega de la Presidencia a un representante de los morenos al final del sexenio?
No se sabe, pero parece que, como los panistas, los estrategas de MORENA necesitan seguir manteniendo vivo y fuerte al PRI. Solamente un escenario de esa naturaleza permitiría a los notables del nieto del PNR, creado por Plutarco Elías Calles para conservar el poder presidencial, sobrevivir a la crisis política que actualmente los tiene al borde de la tumba y seguir conectados al presupuesto público como la vienen haciendo desde 1929.
La victoria del gobernador de Campeche, a propósito, ha hecho renacer a Enrique Cárdenas del Avellano la esperanza de volver a dirigir lo queda de la ex aplanadora electoral en Tamaulipas que le impidieron el ex gobernador Egidio Torre Cantú y sus seguidores durante la primera mitad del gobierno de Cabeza de Vaca.
Antes de concluir, el triunfo del izquierdista Alberto Fernández y el revés que este propinó al liberal presidente de Argentina, Mauricio Macri, en las elecciones primarias del domingo, puso de relieve que los ciudadanos prefieren sufrir penurias económicas que aceptar que sus vidas las decidan los mercados bursátiles, el Fondo Monetario Internacional y las calificadoras de riesgos.
La ex Secretaria de la Sedesol, Rosario Robles, llegó a la primera cita con el juez con un atuendo blanco, ayer, sin embargo, lo hizo vestida de negro. ¿Acaso teme que la resolución judicial que decidirá su situación legal será infausta?
EL CARTÓN