* El columnista es Premio Nacional de Periodismo 2016, autor de las novelas “Erase un Periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” y del libro de cuentos, “Por acá dejó su alma”.
Los conservadores han puesto en práctica un operativo de violencia mediante el cual pretenden debilitar al régimen encabezado por AMLO.
Es una actitud desesperada, por la que suponen sacar ganancia de las circunstancias políticas, sociales y económicas derivadas de la transformación que vive la república.
El ensayo más importante lo realizaron el viernes anterior en la CDMX, en el marco de una protesta de colectivos femeniles. Ahí colaron a provocadores causantes de ataques a cuerpos de seguridad, periodistas y ciudadanos comunes. (Ese video donde el reportero Juan Manuel Jiménez fue golpeado por un delincuente identificado como “el chupas”, es vergonzoso además de indignante. Aquí sí que la justicia debiera ser lo más drástica posible).
En el evento hubo vandalismo en exceso que alcanzó incluso, al monumento a la Independencia, lo cual no recordamos haya sucedido ni en los momentos más difíciles del movimiento del 68.
Hasta incendiaron una demarcación policiaca, entre otros desmanes.
La protesta en sí, tiene que ver con el derecho de manifestación garantizado por la Carta Magna. Sin embargo fue violentada por grupos contratados para el efecto.
Se trata de anarquistas, hombres y mujeres, que en el anonimato actúan bajo consigna de dañar lo más posible, sin importar las consecuencias, y para ello están equipados, entrenados y muy probablemente pagados.
Y por lo que se observa, nada tienen que ver con ideología o causa política identificada, simplemente cobran por “su trabajo”.
No es la primera ocasión que aparecen, hasta se les ha visto fuera de la CDMX, al igual que en protestas contra el PRI y el PAN, cuando tales partidos eran gobierno.
Esta vez la violencia tiene un significado mayor. Y es que el neo porfirismo pretende poner a prueba a AMLO y recursos económicos sobran. En este sentido no sería extraña la participación empresarial con fuertes nexos en el extranjero, cuyos discriminadores miembros no acaban de aceptar las nuevas reglas del cambio.
Ni como dudar que quizá, son los mismos patrocinadores de los ataques contra López Obrador en plena campaña, en aquel vano intento por evitar su arribo a la presidencia.
Buscan dañar, digo, y esto incluye el derrame de sangre y difuntos si es posible, con lo que encontrarían magnífico pretexto para arreciar las provocaciones.
Y el viernes deseaban hubiera represión para justificar su salvajismo. Sin embargo no ocurrió, ante la prudencia de las autoridades, acorde con la máxima oficial de no responder a la violencia con más violencia.
Este tipo de manifestaciones seguramente seguirán y hasta es probable se extiendan a entidades fuera de la CDMX. Para fortuna la sociedad está consciente de que se trata de intereses ajenos a los propósitos de la Cuarta Transformación y la democracia que busca la igualdad nacional.
De manera que el rechazo a la violencia ha sido unánime. Y esto incluye a los partidos políticos, a pesar de que el dirigente panista Marko Cortés (plis corrector, dejad nombre y apellido tal cual), ensaya su pobre protagonismo aprovechando la coyuntura, en esta prematura guerra por la candidatura presidencial de su organización.
CULTURA CONTRA POLÍTICA
¿Hasta dónde estorba la cultura a la política?. Es pregunta que nos hemos hecho muchas veces, sin que la respuesta varíe.
Y es que el tema pareciera incómodo, por la sencilla y comprobable razón de que la cultura hace libre a los pueblos. Sea que les hace madurar, reflexionar y tomar decisiones de real beneficio colectivo.
No se sabe por ejemplo, que a quienes integran el congreso local importe la elevación del espíritu. Al contrario, como que hacen lo posible para que “su representación” no se contagie del gusto de leer, abriendo de este modo su conciencia a la creación más sublime del hombre.
Un pueblo cultivado es peligroso para los políticos. Y ni modo que sea invento.
Recién el gobierno de la república inició una cruzada a favor de la lectura. Para ello el Fondo de Cultura Económica imprime ediciones más baratas que una “caguama”.
Algo parecido a lo que en su tiempo hiciera José Vasconcelos desde la secretaría de Educación Pública, aunque creo que entonces los libros eran gratuitos.
El esfuerzo editorial en cuestión, aún no se refleja por estos andurriales. Es una pena, considerando que la lectura, como parte del proceso cultural, significa un instrumento fundamental en la urgente recomposición del tejido social.
El asunto es que por estos andurriales el proyecto respectivo está muy lejano para las mayorías, con todo y que los contribuyentes aportan lo necesario para obtener la sustancia más valiosa para elevar el espíritu a nivel divino.
En este caso, la politiquería estorba.
Bueno sería saber cuántos diputados han leído algún libro con calidad literaria. Sorpresa no sería su ignorancia.
SUCEDE QUE
Me dicen que las frecuentes visitas del Rector Pepe Suárez Fernández al poblado “La Pesca”, se debe a su apasionada afición por lograr la captura de valiosas especies marinas. Claro que a veces no resulta, pero el hombre es terco.
Aquí entre nos, también aseguran que no hay regalos que mejor aprecie, que los relacionados con la materia, desde el anzuelo más modesto y de ahí pa’l real lo que resulte.
Y hasta la próxima.