El Johnny…
MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA
Corría la segunda mitad del sexenio de Manuel Cavazos Lerma, tiempos de esplendor del entonces invencible PRI, pocos se le enfrentaban al bajito pero empoderado e intolerante gobernador del ‘maharishi’ y su ‘despertar de conciencias’, pero en Camargo gobernaba Juan Ángel Ibarra Tamez ‘El Johnny’ y ahí solo sus chicharrones tronaban.
Así es mis queridos boes, de figura espigada, flaco, pinta de gringo y carácter de militar retirado, el viejo panista no se andaba por las ramas y supo esquivar los puntapiés políticos que desde Victoria ordenaba en su contra el gobernador.
Por aquellos años, 1996-1998, Tamaulipas libraba una guerra declarada contra Nuevo León por el agua de la Cuenca del Río Bravo y el abasto para el Distrito se Riego 026, donde se encuentra enclavado Camargo y la Presa Marte R. Gómez hacia donde tendría que trasvasarse alguna desde territorio nuevoleonés.
El panista lucho palmo a palmo con los ‘regantes’ de su municipio, defendió a los suyos y les dijo más de una verdad a los orgullosos regios, entonces gobernados por Sócrates Rizo, quien luego fuera echado del gobierno estatal por Carlos Salinas de Gortari; ya saben los tiempos del PRI.
Un día me llamó El Johnny, él era alcalde y yo corresponsal de El Norte: “Oye mijo, ya no la chinguen, nos van a matar de hambre esos de Monterrey y acá nadie nos defiende”, me dijo, al tiempo que me invitaba a recorrer la escocés de agua ya había hecho en Camargo el incumplimiento de Nuevo León a los acuerdos de mandar el líquido que retenían en su presa El Cuchillo.
“Mire mijo, es que allá en Monterrey creen que solo ellos son humanos, no entienden que de este lado, pasando El Cuchillo hay miles de gentes que vivimos del campo, de la agricultura, la ganadería, la pesca en la presa”, reclamaba El Johnny.
Recuerdo que acordamos que iría a Camargo, a donde por cierto no sabía ni cómo llegar. Tomé un autobús a Reynosa y hasta allá fue el alcalde por mi en una vieja suburban.
Acompañado solo por su chofer, de la central nos pasamos hasta Comales, el pueblo aquel que en sus buenos tiempos llegó a tener bancos, era casi una ciudad fantasma.
Los pescadores habían emigrado, los animales de pastoreo y engorda muerto, eran en realidad pocos los habitantes que resistían la calamidad que les recetaba Nuevo León y la indiferencia de Manuel Cavazos Lerma.
En pocos minutos pude darme cuenta de la magnitud de la tragedia, la Suburban, El
Johnny, su chofer, guarura y cuenta chistes, además de un servidor habíamos tomado una brecha, sin decirme el rumbo.
Por aquellos años Camargo no era más que un municipio de la frontera donde poco pasaba, El
Johnny era un viejo de carácter paternal, por lo que nada habla que temer.
Luego de varios kilómetros nos detuvimos y me invitó a bajar: “Mire mijo aquí -me dijo mientras pisoteaba el suelo polvoriento de lo que parecían tierras abandonadas- aquí mero estamos en el mérito centro de la Presa Marte R. Gómez, dime tú mijo sino son fregaderas las que nos están haciendo”
Y si, estábamos ahí en el mero centro de la presa sin agua, mientras los regios la retenían en El Cuchillo: “eso es una cuchillada”; me dijo en la entrevista que ahí le hice en medio de la presa y que sirvió para que el editor de El Norte cabeceara mi nota.
Amparos y más amparos lograron que los de allá soltaran el agua, mientras avanzaba el Gobierno municipal de Ibarra Tamez, todo un personaje.
Recuerdo cuando los regidores se le ‘amotinaron’, tomaron el palacio municipal, lo querían tumbar; dicen que por órdenes de Cavazos Lerma.
Le hicieron lo que el viento a Juárez, porque audaz, El Johnny, impedido para entrar a la presencia municipal instaló su despacho ahí al aire libre, en el kiosco de la plaza frente a la alcaldía y desde ahí mero atendía.
Decían que estaba loco, incluso soltaron la versión en una de sus salidas del municipio, de que había sido internado en un hospital psiquiátrico, pero no pudieron evitar que terminara su gestión y que se convirtiera en un genuino líder social de Camargo y la región. Además por añadidura de uno de los más respetados de Tamaulipas; de los tiempos en que pocos se atrevían a militar en el partido que hoy nos gobierna.
A El Johnny falleció, le tocó ver la alternancia en el Estado, disfrutó el triunfo de Francisco Javier García Cabeza de Vaca en el 2016, recuerdo que le saludé en la comida de la toma de posesión, estaba feliz, desde entonces trabajo en la Oficina Fiscal allá en Camargo y luego en la Comapa hasta el viernes, ese día la muerte le sorprendió…Descansa en Paz.
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