Llegó septiembre y con ello, la ruta hacia el final del año, la época para disfrutar de las tradicionales celebraciones que llenan de colorido y felicidad la temporada.
Desde las fiestas patrias, el halloween, dia de muertos, el aniversario del inicio de la Revolución, las posadas, nochebuena, navidad y el fin de año y año nuevo. Pero la fiesta no para ahí pues el festejo del Dia de Reyes y el de San Valentín están literalmente a la vuelta de la esquina. Son los seis meses del año mas pachangueros y toda la raza, tanto Godínez, como la de barrio y de la alta sociedad lo sabe.
En décadas pasadas ambientar la fiesta era todo una proeza. En los años sesentas se necesitaba de cuatro personas para sacar la ‘consola’ al patio (pues tenia las mismas dimensiones que una ‘comoda’ o un ‘tocador’). Eso si, había que tener una buena selección de vinilos para que no faltara la música hasta el amanecer. En los setentas el tamaño del aparato se redujo al de un modernísimo ‘modular’ que aparte de vinilos tenía el sofisticado mecanismo para tocar cintas de “8-track” y los bafles eran unas enormes cajas con bocinas que alcanzaban un volumen impresionante. En los ochentas y noventas la cosa aceleró endiabladamente. En un principio los cassettes fueron los reyes pero al final del siglo el CD perfeccionó todo con su alta calidad digital y consecuentemente el formato MP3 vino a inundar mediante el internet a todo el planeta de temas musicales comprimidos dentro de un CD, discos duros de computadora y reproductores especiales.
El nuevo milenio difundió mundialmente también uno de los grandes inventos de oriente: El karaoke. Ya no solo había melodía disponible, sino la posibilidad de imprimirle el estilo particular de cada persona a la pista musical. Salones y bares con karaoke tapizaron las ciudades y a la par, pequeños reproductores que admitían este formato. Fue entonces que la diversión y variedad musical pasaron de los antros y discos al patio de la casa.
Aunque desde mucho tiempo atrás existían los negocios ‘de luz y sonido’ para amenizar fiestas y parrandas, la portabilidad de la música vino a darle un impulso al negocio de la pachanga con colecciones enormes de temas, y acceso a discografías de antaño. Fue así como evolucionaron los ‘sonidos’ pues el límite de canciones e intérpretes se extendió sin límites.
Hoy es relativamente barato y sencillo contratar un sonido que ambiente la celebración de manera amena y que traiga prácticamente de todos los géneros musicales ‘en el morral’: desde cumbias, huapangos, tejano, corridos, baladas, éxitos retro y hasta salsa, merengue, etc.
El Caminante se echó la platicada con su camarada DJ Rigo del “Sonido Angeles Negros”, quien le platicó los pormenores de la chamba.
Aunque parezca un poco bobo mencionarlo, muchas veces el primer contratiempo al que se enfrentan los sonideros es encontrar el lugar donde se llevará a cabo el evento. Hay lugares al que ni con GPS o la ubicación compartida son exactos “Ahí andamos dando vueltas y vueltas buscando el salón pues muchas veces no te explican bien la ruta correcta para llegar” comenta Rigo.
“El problema más común a la hora de iniciar es conectarse al suministro de electricidad pues muchas veces en los domicilios no hay suficientes contactos e incluso hay salones que tienen pocos o no funcionan” comenta el camarada. Esto puede llegar a ser riesgoso pues conectar muchos aparatos a una sola toma o a una extensión puede causar un sobrecalentamiento e incluso un corto circuito.
En la ciudad los festejos más comunes son los cumpleaños, aunque en meses como agosto se incrementa la chamba por eventos entre semana como graduaciones o fiestas de fin de cursos. La mayoría de estos últimos se llevan a cabo en salones con albercas, los denominados “pool party”. El otro mes de mayor trabajo es diciembre por aquello de las posadas además de que como en ese momento hay ‘lanita’ muchas parejas eligen ese mes para casarse. En algunas ocasiones llegan a haber fiestas prácticamente todos los días.
Un sonido puede llegar a tener amplias o pocas dimensiones. En los grandes se puede ocupar hasta tres personas para armar el escenario además de la labor del DJ. Si es pequeño, con dos trabajadores es suficiente pues el mismo DJ hace labores de cargador, armadores etc. También hay algunos negocios que únicamente cuentan con la infraestructura y contratan por fuera un DJ para amenizar.
Pero lo realmente importante de un sonido no son lo enorme o pequeño que puede ser sino el repertorio de canciones que posee.
“Nosotros todo lo traemos almacenado en un disco duro, la mayoría de los DJ traen su memoria y su propio programa ya establecido para el evento nosotros preferimos llevar todo: música, videos, karaoke etc, para que
el cliente elija lo que más le guste. Si alguien pide alguna canción en especial o muy reciente, si no lo traemos lo que hacemos es descargar en el celular la canción o vídeo que piden y lo vaciamos a la laptop del sonido para complacer al asistente” detalla el DJ.
Pero como suele pasar, hay algunos invitados que se quieren pasar de listos y toda la noche se la pasan solicitando temas. “nosotros tratamos de ser amables y accedemos, pero cuando ya es constante hablamos con el y le decimos que hay muchos mas invitados y asistentes esperando escuchar su canción favorita. Algunos llegan a molestarse y es cuando preferimos platicarlo con quien nos contrató y casi siempre nos dan la razón” relata Rigo.
Como en todo trabajo, suele haber incidentes y en algunas ocasiones los festejos familiares se convierten en funciones de lucha libre con batalla campal incluida. Otras veces algún despistado llega a desconectar el equipo o suceden cosas que rayan en lo ridículo como cuando se desborda un tinaco, ‘se va la luz’, se sueltan los perros etc.
La mayoría de los Sonidos trabajan por medio de anticipos, pero nunca falta el transa que quiere que la pachanga se lleve a cabo y pagar al final… y algunas veces se hacen desentendidos para no cumplir. En muchas ocasiones solicitan la chamba de un dia para otro, pero como dice Rigo, “chamba es chamba” y aun si andan medio desvelados cumplen con el trabajo. Algunos festejos se alargan mas de 10 0 12 horas y aunque se gana dinero puede ser muy cansado. Esto además se acumula con la tarea de desconectar y desarmar el equipo y emprender el regreso a casa (la mayoría de las veces de madrugada) e incluso desde poblados y ejidos lejanos.
“Pero también hay eventos en que nos dan muy buen trato, casi casi como invitados y pues hasta da mas gusto trabajar y ofrecer no solo nuestras mas de 300 mil canciones, 70 mil pistas de karaoke o nuestros 20 mil videos, tratamos de hacer un show divertido con improvisaciones, con un buen espectáculo de luces, pantallas, humo ambiental, etc y dentro de lo posible fijar un buen precio o incluso les regalamos horas extras para que al final quedemos todos contentos”
El camarada se despide del Caminante pues es hora de ir ‘cargando las chivas’ para asistir a un evento en La Libertad. Esta vez la chamba podría extenderse hasta el amanecer ¡quien sabe… la noche es joven aún!
Demasiada pata de perro por esta semana.