Los muy jóvenes no le entenderán, pero el resto de los mortales mexicanos que sufrieron la embestida publicitaria de hacienda en los noventas, con su “Lolita”, recordarán el terror fiscal que el estado ejercía contra los contribuyentes, la política fiscal de ese entonces advertía de serias sanciones económicas y penales a los evasores, crearon nuevos impuestos y aumentaron en forma importante la recaudación. Luego apareció “Justino Morales” otro personaje ficticio para el llamado a pagar impuesto. Pero, pronto se hicieron amigos de los empresarios poderosos.
Con la exhibida, no con mucha transparencia, que ahora hace la 4T de los defraudadores nos damos por enterados porque México no es como Suiza o Suecia, si siempre ha ejercido una política de recaudación de impuestos importante, el trama está en que solo acosaban a los pequeños o medianos empresarios y personas físicas o morales de baja alcurnia, los de más arriba hacían trueque con el gobierno en turno y “legalmente” evadían impuestos.
Una de las ventajas de los siete mil 885 enlistados como beneficiados de la hacienda pública y amigos de Lolita y Justino, es que les era más fácil pagar multas o buscar su condonación, que cumplir con sus obligaciones.
Ahora que han destapado a tantos, de todos los colores partidistas, se nos informa sobre los más de 172 mil millones de pesos que políticos, deportistas y artistas evadieron del fisco, tan solo en dos sexenios, el del panista Felipe Calderón y el del priista Enrique Peña, es de suponerse que el boquete financiero a la recaudación ha sido botín de muchos políticos y de muchos años más, que la injusticia en este país no es solo social, sino económica también afectando más al pobre que al acaudalado. Es además un tema de impunidad, porque no hay una línea en la ley que pueda obligarlos a regresar lo perdido.
Lo que el SAT perdonóy entre 2007 y 2015 esta aun sustentado en la Constitución, ahora se pretende reformar el artículo que quite esas bondades fiscales, no para unos cuantos, sino para los más ricos. Como sea, de todo este espectáculo financiero no se nos puede decir todo, de los siete mil nombres involucrados, 200 se han amparado, para que nunca sepamos sus nombres. Es claro, que en esta era de la 4T también hay infiltrados y que les dieron el pitazo, se defendieron con ley en mano, para mantenerse en la opacidad y así sus nombres se guardarán en secrecía.
Pero estos datos no se abrieron por casualidad, fue después de cuatro años de litigio por parte de la asociación FUNDAR, Centro de Análisis e Investigación, que se encontró el hilo en los perdones y privilegios fiscales a personas físicas y morales. Y si bien es cierto, que el pueblo no está feliz, feliz, feliz, como cree el presidente, esto de la sacadera de impuestos a unos sí y a otros no, si sube de tono el encono social, nos refutan otra vez en la cara, que aquí en México las pesadillas financieras acosan más a los que menos tienen.