Hace una semana estuvo en el sur de Tamaulipas el subsecretario de Calidad y Regulación de la Secretaría de Turismo, Humberto Hernández Haddad, para poner en marcha la asamblea de la Asociación Mexicana de Hoteles.
Además, el subsecretario de Turismo aprovechó para sostener reuniones privadas con los presidentes municipales de Tampico y Ciudad Madero, Jesús Nader y Adrián Oseguera, y escuchar proyectos concretos para impulsar la actividad turística en la zona metropolitana.
Abogado por la Facultad de Derecho de la UNAM y con maestría en Políticas Públicas por el Centro de Estudios Internacionales, Hernández Haddad fue diputado federal por primera ocasión cuando apenas tenía 22 años. Eso sucedió en 1973, a la mitad del sexenio de Luis Echeverría. Seis años después, regresó a la Cámara de Diputados. En 1982 llegó al Senado con la representación de su estado, Tabasco. Es un político de amplia experiencia.
Lo que pocos saben es que Humberto Hernández Haddad publicó hace dos años un libro muy interesante sobre los asesinatos que sacudieron al país y lo colocaron en ‘la frontera del caos’ en 1994: ‘El Eslabón Perdido, La Historia Secreta de los Magnicidios que Cambiaron la Historia de México’.
En ese revelador libro, en el aporta pruebas documentales, el actual funcionario del gobierno federal acusa al tampiqueño José Angel Gurría de bloquear a toda costa la investigación que sostenía, con diversos testimonios, entre ellos, de agentes de la DEA, la presencia del tamaulipeco Manuel Muñoz Rocha en San Antonio, Texas, acusado de ser el autor intelectual del artero asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.
José Angel Gurría se desempeñó como secretario de Relaciones Exteriores en el arranque del sexenio de Ernesto Zedillo y, por tanto, fue jefe de Humberto Hernández Haddad, que trabajó del 17 de abril de 1989 al primero de junio de 1995 como Cónsul General de México para el sur y el centro de Texas.
El ex diputado federal y senador tabasqueño no sólo acusa a José Angel Gurría (bautizado con sorna por la prensa como ‘El Angel de la Dependencia’) del bloqueo de las averiguaciones sobre el paradero de Muñoz Rocha (padre de Manuel Muñoz Cano, que tuvo su momento de gloria en el sexenio de Eugenio Hernández Flores), sino de amenazarlo de muerte.
En el libro también denuncia al entonces procurador general de la república, el panista Antonio Lozano Gracia, de no haber hecho nada para investigar si el autor intelectual del asesinato de Ruiz Massieu se localizaba en San Antonio, Texas, a pesar de los múltiples informes, respaldados por los testimonios aportados en la Corte Federal de Estados Unidos, rendidos y enviados por el Cónsul General en el centro y sur de Texas.
Incluso, como informó en diciembre de 1995 el periódico San Antonio-Express, Muñoz Rocha fue detenido en octubre de ese año en un operativo emprendido por agentes de la DEA, cuyo objetivo era el abogado mexicano Enrique Fuentes León, investigado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por estar involucrado en el delito de lavado de dinero.
El diputado federal tamaulipeco con licencia fue aprehendido al estar en una reunión que sostenía Enrique Fuentes León con elementos de la DEA, quienes, al actuar como infiltrados, negociaban la manera de lavar recursos procedentes del tráfico de drogas.
Sin embargo, según los reportes de prensa, tomados de las declaraciones y grabaciones hechas durante las audiencias del caso en la Corte Federal de San Antonio, Muñoz Rocha fue liberado -lo que resultó siempre demasiado sospechoso- por no haber sido reconocido por los agentes norteamericanos.
Hernández Haddad relata que en mayo de 1995, cuando ya había realizado 120 informes sobre el caso de la presencia del tamaulipeco Muñoz Rocha -por cierto, compadre de Raúl Salinas de Gortari-, recibió una llamada telefónica de José Angel Gurría, quien le ordenó que ya no enviara esos reportes.
‘Los diplomáticos no somos policías’, dice el ex Consúl General en San Antonio que le comentó el entonces secretario de Relaciones Exteriores. De paso, afirma el tabasqueño, lo amenazó de muerte.
Eso no fue todo: Hernández Haddad recibió la visita del hermano del presidente Ernesto Zedillo, Rodolfo Zedillo Ponce de León.
Este personaje, influyente empresario de la construcción en aquella época, le dijo: ‘El presidente no va a leer tus informes, ni ningún expediente y tampoco va a dar una opinión sobre estos asuntos’.
Además, lo advirtió sobre lo que podía hacer en su contra el Estado Mayor Presidencial (ya desaparecido en este sexenio, por instrucción del presidente Andrés Manuel López Obrador).
‘El Eslabón Perdido’ es un libro que, si bien puede resultar repetitivo a la mitad de su lectura, ofrece una interesante teoría -‘el intento de un grupo político criminal por tomar el control del país usando una agenda económica con ramificaciones internacionales’ (una visión que sostenía el escritor e intelectual Carlos Fuentes)- sobre los motivos por los cuales el gobierno mexicano no quiso investigar ni buscar a Manuel Muñoz Rocha, un diputado federal que, por cierto, ni siquiera fue desaforado como en realidad procedía, sino que, sospechosamente, se le aceptó su solicitud de licencia en una acalorada sesión de la Comisión Permanente.
Por cierto, después de ser evaluada, la firma estampada en esa solicitud de licencia del legislador tamaulipeco fue calificada como ‘falsa’ por un perito especializado en análisis grafológico de la Procuraduría General de la República.
El libro de Humberto Hernández Haddad, actual subsecretario de Turismo de la Cuarta Transformación, debe ser consultado por aquellos que quieren obtener información detallada sobre lo que ocurrió en 1994, año aciago, oscuro y trágico en la historia moderna de México.
Y PARA CERRAR…
Con un ambiente musical y de entretenimiento familiar, el próximo lunes 9 de diciembre, a las 18 horas, se realizará el tradicional encendido del Pino Navideño en Ciudad Madero. El evento se realizará en el ‘Parque Bicentenario’.
En la ceremonia, que incluye la inauguración de la Pista de Hielo, estará, por supuesto, el alcalde maderense Adrián Oseguera Kernion y se espera la presencia, como invitado especial, del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.