Genio y figura, el polémico ex diputado local Jorge Valdez y actual asesor de Carmen Lilia Canturosas, ayer protagonizó uno de esos sainetes que lo han caracterizado a lo largo de su pintoresca carrera política.
El ex perredista, y ahora entusiasta de Morena, vivió un auténtico deja vu que lo trasladó a aquellos días en que luego de propinar tremendo cachetadón a un miembro distinguido, se enfrascó en un pleito con la comunidad LGBTTI.
Ayer coincidió en un elevador del Congreso con dos travestis que acudieron a la sesión. No sabemos si fue mera casualidad, si los dos jóvenes llevaban la consigna, o si de verdad Valdez no pudo contener los mismos ímpetus que en más de una ocasión lo han llevado a comprarse el mote de enemigo de la diversidad.
El chiste es que mientras en el Pleno se discutían algunos puntos de acuerdo no demasiado relevantes, en el vestíbulo el chisme estaba en su apogeo. El problema, según el relato de Aranza y Christian, es que al diputado le disgustó el perfume que usaban y que impregnaba la cabina del ascensor.
La eau de parfum tipo Fraiche que portaban, no satisfizo el sofisticado olfato del asesor estrella, tanto que no dudó en hacerlo saber a las chicas que, dijeron, acudieron ayer al Congreso a “luchar por su causa”.
Entre tantos dimes y diretes, a Valdez lo acusaron de homofóbico: “Si es reprimido, que salga del closet y se acabó, pero que no tenga nada en contra de los travestis”, le espetaron, luego de que las había invitado a comer para limar asperezas.
Ya se había advertido: el tiempo servirá para evaluar la productividad de la actual Legislatura, pero lo que nadie podrá negar es que cada semana, los diputados y sus empleados nos regalan episodios que por lo menos le ponen sabor a un caldo, que estaba muy desabrido.