Medio en broma, la verdad se asoma, muchas mujeres que requieren de ayuda para las labores del hogar refieren que nadie como ellas saben lo que pasa en casa, conocen los gustos de los niños y la comida que le hace daño al patrón, sabe cuando la patrona esta de buenas o de malas, son confidentes, administradoras, niñeras, psicólogas y hasta mediadoras entre toda la familia paraque el caos no se apodere de la cotidianidad en la convivencia intrafamiliar. Sin ellas, muchos matrimonios habrían fracasado, otros más sucumbirían con antelación y los infantes no podrían ni cumplir con las tareas o portar el uniforme escolar limpio.
Se les reconoce de dientes para afuera, se les presume, aunque es un riesgo alabarlas en público pues dicen sus patronas se le puede llevar otra familia, así como mercancía de cambio. Sin embargo, esas ayudas de la casa, que algunos cariñosamente llaman la nana y otros groseramente la sirvienta, ni tienen garantizados sus derechos humanos, ni un trato digno, ni si quiera humanizado.
Y como México llega tarde a todo, tuvieron que pasar ocho largos años de movimientos civiles para que las trabajadoras del hogar fueran reconocida aquí, mediante el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que a la letra indica que el Estado debe adoptar medidas que garanticen la libertad de asociación sindical, el reconocimiento de su derecho de negociación colectiva, la eliminación de todo trabajo forzoso, la abolición del trabajo infantil y la supresión de la discriminación en el empleo. A partir de la aprobación de este documento en el Senado mexicano, la ley busca asegurar que cuenten con protección de seguridad social y los demás derechos laborales.
Previo a la ratificación de nuestro país al Convenio internacional 189, en 2018 la Suprema Corte sentó las base para afiliar a las trabajadoras domesticas al IMSS, se trata de un programa piloto que apenas lleva la afiliación de poco mas de once mil trabajadoras, cuando el INEGI tiene registro de 2.4 millones de personas empleadas en casa, 90 por ciento mujeres, que no gozan de ninguna garantía laboral.
El marco legal tiene la mesa puesta para mejorar las condiciones laborales de hombres y mujeres que dedican su vida entera para cuidar otro hogar, a partir de ya tienen derecho a servicio médico, incapacidad, pensión, guarderia para sus hijos y aguinaldos, pero falta la conciencia social de revalorar la mano de obra que sostiene la casa, en nuestro país por tradición y mala educación, se trata con desdén a quien nos tiende la cama, lava la ropa o prepara la comida.
Es imperante re educar a la patronas para que ofrezcan un trabajo decente y trato digno a la ayuda doméstica, con irrestricto respeto a sus derechos humanos.
¿Usted como trata su muchacha?