A más tardar en enero, por fin deberá quedar redondeada la estructura del gobierno federal en Tamaulipas, luego de más de 12 meses de delegaciones acéfalas y despidos masivos. Aunque la idea al final es la misma que planteó López Obrador: mantener al menor personal posible.
Por ello, se sabe que son pocos los puestos de primer nivel que serán ocupados. Hay casos como el del Instituto Mexicano del Seguro Social, en que llegaría algún foráneo para ocupar la representación del organismo, pero con muchas menos atribuciones que las de sus predecesores.
También sigue en el aire el futuro de José Ramón Gómez Leal. “El JR” no ha terminado de acomodarse, y a estas alturas nadie se atrevería a garantizar su permanencia en el cargo que tantos morenistas le envidian.
Por cierto, son muchos los alcaldes de Tamaulipas que ya cuentan los días para que concluya esta semana, y puedan abandonar el trabajo para irse de vacaciones. Lo que les urge, es poder apagar los teléfonos de la chamba y cerrar sus oficinas, para esconderse de los cientos de acreedores a los que les deben dinero.
Ya se sabe que 2018 no ha sido un buen año para las finanzas públicas, pero un poco por el contexto nacional, pero también otro poco por incompetencia, son los municipios los que más han sufrido la falta de recursos. Y dicen los que saben, que lo peor apenas está por venir.
En otros temas, ayer la atención nacional estuvo puesta otra vez en Genaro García Luna. La audiencia en la que el juez le negó salir bajo fianza, dejó imágenes para la historia: quienes lo vieron, presenciaron la transfiguración de uno de los hombres más poderosos en un tipo derrotado.
Sometido con esposas y grilletes, ataviado con el naranja de los presos, García Luna lanzó un tímido “te amo” al lugar donde su esposa y sus hijos presenciaban la sesión. Ahora, será juzgado en uno de los procesos más observados en la historia de México. Por eso, hay muchos políticos, amigos y socios del policía estrella de Calderón, que sufren insomnio desde el 10 de diciembre.