La buena noticia del aumento al salario mínimo de los mexicanos llega justo como regalo de navidad y eleva la perspectiva del consumo, ya que en esta época con aguinaldo, la tanda o la caja de ahorro en mano inician las compras de pánico para dar a todo mundo un detallito, arreglar la casa y comprar los regalos que se colocarán al pie del árbol de navidad, ya si alcanza se pagarán algunas deudas.
Según la CONDUSEF el mexicano compra por lo menos cinco productos para regalar en este mes, aunque algunas estadísticas globales indican que en el caso de las mujeres compramos de cinco hasta once productos para dar, además que somos las que por tradición, obligación o gusto, llevamos la tarea a cuesta de vestir de navidad el hogar, planean las cenas, intercambios y el listado de juguetes que recibirá cada niño de parte de Santa.
El consumismo se apodera más de nosotras, en un intento de conservar las costumbres y mantener la unidad familiar, algunas hasta evocan la religiosidad para hacer convites que cuestan caro, desde una posada de barrio, hasta las cenas de las amistades para el trueque de regalos esperado.
El análisis denominado “una navidad, varias realidades” que realizó KantarMedia, detalla que al mexicano lo motiva la familia y que después de “amarrarse el cinturón todo el año” decide gastar más en este época, se calcula que este año gastaremos doce por ciento más que el año pasado por estas festividades, poco más de cinco mil pesos, tan sólo en regalos.
Y quienes más gastan somos los mujeres mayores de 30 años, que según el estudio, estamos dispuestas a erogar todo el aguinaldo en esta navidad, además que somos las que más invertimos tiempo y esfuerzo a la organización de las fiestas.
Pero que no cunda el pánico, se acuerdan de aquella campaña que en la época de otra crisis económica, la de 1982 lanzó el Instituto Nacional del Consumidor, ahora Profeco, para convocar al gasto mesurado y bien planeado, apliquemos tal slogan “regale afecto, no lo compre”. Ahora que está de moda lo retro, volvamos al mensaje para frenar el consumismo desmedido.
Que los foquitos de colores, el tintinar de las campanas, los abrazos y comidas en exceso no nos nublen la razón para llevar a cabo un consumo inteligente y saludable para el bolsillo, sin ser aguafiestas, no olvidemos que a la vuelta de la esquina nos espera la cuesta de enero, que aunque el próximo año vendrá con un 20 por ciento de aumento al salario, aun no conocemos las consecuencias.