CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- A veces una llamada puede generar muchas cosas, un estado de ánimo bueno o malo, llega en ocasiones a resolver problemas a la distancia y otras, puede cambiar completamente una vida como le pasó a Rubén Castellanos Garza, portero originario de El Mante y que actualmente pertenece a los Rayos del Necaxa y a la Selección Nacional en sus categorías inferiores.
Cuando tenía 16 años, pensó en dejar todo, retirarse, colgar los botines y los guantes de profesional, resignado a ser jugador del ‘llano’, pero el teléfono y una llamada lo salvaron de tomar esa decisión; justo cuando pasaba por esos días de duda, recibió la invitación para ir a Aguascalientes, ahí la llama de la esperanza, volvió a prenderse y hasta ahora, continúa activa.
“Yo ya no quería saber nada, decía que esto no era lo mío, acababa de llegar de Mineros. Sí le sufrí, era una decisión difícil pero estaba tomada, yo les había dicho a mis papás que ya iba a hacer otras cosas, pero el fútbol nada. Cuando pensé eso, me llegó la llamada del profe (Héctor) Quintero, me invitó a ir, no la pensé, la llamada cambió drásticamente mi vida y feliz de haber aprovechado todo”, contó el tamaulipeco.
Pero esta historia -que hasta la fecha está en proceso-, tiene un inicio, el cual no fue color de rosa y Rubén como la mayoría de jugadores que se mantienen activos en busca de sus sueño de llegar a primera división, le ha sufrido y no le han regalado nada pero ese sacrificio tiene sus recompensas, y ahora, ha pasado de estar retirado por unos días a ser todo una promesa mexicana bajo los tres metales en busca de ser como uno de los referentes, Guillermo Ochoa.
El Mante, su cuna
Todo se traslada a El Mante, ciudad ‘cañera’ de Tamaulipas que a pesar de no contar con infraestructura deportiva de primer nivel, la calidad en el fútbol, muchos la llevan completamente en la sangre.
Rubén Castellanos empezó a entrenar a los cinco años, como todo niño, se aventuró con ayuda de su familia a comenzar a practicar el fútbol, en busca de ser como su ídolo, Ochoa a quien veía en la TV con su padre.
“A mi papá le gusta mucho el fútbol y veía los partidos, yo a veces los miraba con él y ahí comenzó todo. Me gustaba mucho como jugaba Guillermo Ochoa, le decía a mi papá, ‘yo quiero ser como él’, un día me dijo, ‘te voy a llevar a entrenar’ y me llevó, todo comenzó así, el inicio del amor a este deporte”, comentó a Expreso.
Su travesía comenzó en diferentes equipos, en las ligas infantiles de la ciudad, “comencé con el equipo Condores de Sergio Flores, en Mante en la liga Quevedo y la del IMSS; estuve en Alvimar, también un equipo que se llamaba Perros, después fui a Xico con Correcaminos”, señaló.
Su vida siempre fue bajo los tres metales entrenado por Abelardo Segura, pero llegó un momento en que apareció su ‘rebeldía’ y se desafió a él mismo, “siempre había sido portero, pero a los 11 años años me pasé a muchas posiciones, es más, una vez quedé de goleador en la Copa Coca Cola, le hacía el intento en todas partes”, comentó entre risas.
Destinado a los guantes
A pesar de que fueron varios meses en donde era un jugador destacado, el destino y el fútbol, le tenían preparado algo mucho mejor, pero en la portería emulando a quien siempre ha sido su ídolo deportivo, Ochoa Magaña.
Llegó la primera oportunidad; Zacatecas, fue el primer destino. Ahí comenzó la ilusión de llegar a jugar profesionalmente tras ser visto en un torneo de invitación en el que estuvo con Pachuca Victoria de Mario Coronado.
“Estuve en Mineros de Zacatecas, comencé allá a los 14 años, me salí de la casa para probar suerte, era una oportunidad que no podía desaprovechar, estaba decidido en que quería ser futbolista profesional”, dijo.
Con los zacatecanos permaneció varias temporadas, pero la necesidad de tener retos más grandes, orillaron al tamaulipeco a dejar el equipo, “quería buscar un equipo de primera, quería nuevos retos, pero lucia complicado”, argumentó.
Llegó Necaxa a su vida
Tras su paso en Mineros, buscó oportunidades pero no se le dieron, se abrió una puerta, el SK Street de Hidalgo también con ayuda de Mario Coronado. En ese equipo jugó poco más de 10 juegos en Tercera División, pero sentía que se ‘estancaba’, decidió regresar a su tierra ya con la desilusión y resignado a que no podría encontrar su sueño.
“Después de pensar todo lo del retiro y después de esa famosa llamada que me hizo el profesor Héctor que mencioné anteriormente, yo no la pensé, decidí irme en busca de quedar a Aguascalientes”.
Pero tal parece, que Dios y el destino tenían ese camino preparado, pues no tardaron ni cinco días, cuando le dijeron que ya era parte de Necaxa, “fue todo muy rápido, me dijeron que estaba ya adentro. Me sentí bien en los entrenamientos y gracias a Dios se dieron las cosas”, puntualizó.
Tras llegar casi al inicio del torneo, sin hacer pretemporada, para Rubén el estar registrado era ya un logro, incluso pensaba que, “jugar cinco partidos iba a estar muy bien, no creía que iba a jugar mucho, pero se dieron las cosas y tras el primero que alineé no la solté la portería”, terminó por jugar 16 encuentros en el Apertura 2018.
A la Selección
Pero cuando parece que la historia de Rubén tiene mucho dulce de caña de su tierra natal, no lo es todo, pues tras ganarse la titularidad en apenas semanas, también recibió el llamado a la Selección Mexicana Sub-18, algo que lo tomó de sorpresa.
“Que puedo decir, sentí mucha emoción, mucha felicidad de demostrar todo lo que he trabajado, es un sentimiento inexplicable, me dieron ganas de llorar cuando me avisaron, me felicitó toda la familia. La verdad no lo esperaba en este momento el llamado, pero sabía que iba a llegar por el trabajo que se hace con todos los compañeros, es algo inexplicable ver tu foto en la convocatoria”, declaró.
Castellanos dedicó este llamado a su familia, pero es especifico a sus padres, “han estado conmigo, los que me han apoyado desde el principio, por ellos estoy luchando por mis sueños, te firmo que han valido la pena todos los sacrificios”.
Se consolidó
Rubén con 18 años, terminó su proceso en la Sub-17 en la que jugó un total de 13 encuentros en la división, posteriormente fue promovido y en el Apertura 2019, disputó el torneo Sub-20 un total de seis encuentros.
Además de eso, el originario de El Mante vivió la experiencia de estar con el primer equipo, ya que hizo la pretemporada en verano con el cuadro de Guillermo Vázquez, algo que nunca olvidará, “es una experiencia que pocas veces uno puede vivir, ojalá no sea la última”, señaló.
‘No me arrepiento de nada’
Rubén sabe que todas las cosas pasaron, pasan y pasarán por algo, por lo que no se arrepiente de nada, de ninguna experiencia vivida, incluso de pensar en retirar, pues todo eso, lo ha tomado con una motivación.
“No hay que arrepentirse, todo pasa por algo y te deja buenas enseñanzas, ni si quiera de los días en los que me caí y decía que iba a dejar todo lo del fútbol, son cosas que utiliza uno para motivarse, son cosas que muchos buscan, pero pocos encuentran y yo quiero aprovechar todo si Dios quiere”, manifestó.
Agregó en son de broma, que tampoco se arrepentirá de haber dejado la delantera, “no sé si iba a ser igual de bueno que la portería, yo creo que no -entre risas-, me gusta y gustará siempre la responsabilidad de ser portero”.
Por último Rubén Castellanos, sabe que aún no consigue nada, por lo que no se alza; le quedan muchas cosas por cumplir, como la de llegar a primera división y seguir en la Selección, ya que no olvida una promesa que ha hecho él mismo, “quiero regresar todo a mis papás, ellos siempre me han apoyado y quiero un día regresarles todo, llevarlos a comer, viajes, otras cosas, primero Dios esté en primera división, a seguirle que esto no para aquí”, cerró.
REACCIÓN
“A mi papá le gusta mucho el fútbol y veía los partidos, yo a veces los miraba con él y ahí comenzó todo. Me gustaba mucho como jugaba Guillermo Ochoa, le decía a mi papá, ‘yo quiero ser como él’, un día me dijo, ‘te voy a llevar a entrenar’ y me llevó, todo comenzó así, el inicio del amor a este deporte”
“No hay que arrepentirse, todo pasa por algo y te deja buenas enseñanzas, ni si quiera de los días en los que me caí y decía que iba a dejar todo lo del fútbol, son cosas que utiliza uno para motivarse, son cosas que muchos buscan, pero pocos encuentran y yo quiero aprovechar todo si Dios quiere”
“Yo ya no quería saber nada, decía que esto no era lo mío, acababa de llegar de Mineros. Sí le sufrí, era una decisión difícil pero estaba tomada, yo les había dicho a mis papás que ya iba a hacer otras cosas, pero el fútbol nada. Cuando pensé eso, me llegó la llamada del profe (Héctor) Quintero, me invitó a ir, no la pensé, la llamada cambió drásticamente mi vida y feliz de haber aprovechado todo”
RUBEN CASTELLANO
PORTERO DE NECAXA