Hoy deberíamos estar atendiendo con urgencia dos temas importantes para la vida en México: la salud y la seguridad de niños en las escuelas, pero nos dan el avión, el debate que se inició por el INSABI y la operación mochila, se pierde en la frivolidad sobre lo que vamos a hacer con la aeronave presidencial, que de venderse, cuanto nos va a tocar y cuanto es lo que ya se perdió por estar estacionada en suelo norteamericano.
Los paños menores del Gerardo Fernández Noroña en su baño de pueblo en twitter, no fue suficiente distractor para la opinión pública, de pronto sale el gobierno de la 4T con la confirmación, de lo que era ya un secreto a voces, el avión que no se ha vendido regresará para colocarlo en renta o subasta.
Otra promesa de campaña incumplida por el presidente, que no debería darnos gusto, sino preocuparnos.
Hoy con el análisis del tiempo andando en un año, sabemos que las palabras se las lleva el viento y que la palabra empeñada del presidente no tiene valía sino se acompaña de acciones en concreto, hasta ahora las buenas intenciones no dan calma a los más necesitados y enfermos, para colmo las tragedias que sacuden al país nos recuerdan que el verbo nos aleja de lo sustantivo
Y mientras el país se detiene en la política que se marca desde palacio nacional, los colectivos feministas no quitan el dedo del renglón, ahora son representantes de 20 universidades del país que publican una serie de propuestas estructurales para frenar los casos de violencia contra las mujeres en entornos académicos y de investigación, piden parar la simulación de atención a las mujeres.
Son estudiantes, maestras e investigadoras que al concluir el Cuarto Encuentro de Discusión y Análisis de Estrategias e Intervención a la Violencia por Motivos de Género en las Instituciones de Educación Superior, proponen un registro nacional de las mujeres violentadas en las universidades.
La exigencia feminista va desde otras formas para la reparación del daño a las víctimas, protocolos y reglamentos para detener estas violencias, más campañas de difusión para la prevención de las agresiones en toda la comunidad universitaria y que se “evite la simulación institucional”.
El nuevo manifiesto feminista que se emite desde la academia pide también que el CONACYT, ANUIES e instituciones de educación superior presenten un programa nacional real y estructurado, para transparentar sobre el financiamiento y las acciones dedicadas a atender a las víctimas de violencia de género.
Por lo demás, el avión, es lo de menos. Para que mirar al cielo, mejor plantemos los pies en la tierra y atendamos los tantos problemas sociales.