TAMPICO, TAMAULIPAS.-El desafío de la incorporación al empleo formal es abatir la pobreza y combatir el rezago educativo para ello se requieren de la ampliación de oportunidades para tener acceso a un empleo digno para un creciente número de mexicanos.
La expansión del empleo formal y estable es una condición necesaria para la inclusión social de la población, principalmente para los jóvenes que se incorporan a la población económicamente activa.
Sin embargo, desde el año 2000, la dinámica económica ha sido lenta e irregular.
Las cifras del desempleo indican que en Tamaulipas 3.7% de la población ocupada esta sin empleo (61 mil 73 personas) y de esa cifra, el 6.8% son jóvenes de 18 a 29 años de edad.
Donde ademas aumento el desempleo entre la población de nivel superior en su educación paso de 17% en el 2000 a 26% en 2019, así mismo hay un 19% de la población sin empleo que tiene nivel medio superior y el 43% con secundaria.
En el estudio Visión Acción 2030 de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ANUIES, reveló que estas cifras parecen contradecir la hipótesis de una correlación positiva entre el nivel de escolaridad y el empleo.
“Una mayor tasa de desempleo abierto entre la Población Económicamente Activa con mayor escolaridad podría explicarse por la búsqueda de mejores empleos y el consecuente alargamiento del período que transcurre entre el egreso del sistema educativo y la incorporación laboral”.
De acuerdo con el INEGI (2018), de los 3.7 millones de personas subocupadas en el primer trimestre de 2017 (7.2% de la población ocupada), poco más de un millón contaban con educación media su perior o superior. Más de la mitad de la población ocupada (56.5%) es laboralmente vulnerable y poco más de la cuarta parte labora en el sector informal de la economía.
Si bien la población asegurada en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha crecido de manera sostenida el sector formal de la economía resulta insuficiente para incorporar a un creciente número de aspirantes, entre ellos los egresados de educación superior.
La innovación no sólo provoca una mayor productividad en el trabajo, sino que demanda un creciente flujo de profesionistas con altos niveles de preparación, quienes además de contar con las capacidades técnicas requeridas deberán tener ha bilidades intelectuales y competencias de carácter transversal para adaptarse de manera exitosa a un entorno laboral en continua evolución de acuerdo con la OCDE.