“Recordéis que las cabezas de los cuatro insurgentes fueron colocadas en las esquinas superiores de la Alhóndiga de Granaditas, encabezando el operativo el realista Agustín de Iturbide, mismo que diez años después y con honores, ordenó el descenso de las jaulas de hierro que las contenían…¡claro!, al triunfo del movimiento de Independencia”
¿Estaría usted de acuerdo en que se aplique la pena de muerte en México?.
Bueno sería una consulta al respecto, considerando los altos índices delictivos que padecemos.
Por supuesto es un tema polémico, colocado de nuevo ante la opinión nacional por el Verde Ecologista, partido que por cierto, recién se alineó al gobierno de la Cuarta Transformación, después de que como sabéis, muchos años fue filial del PRI, pa´ no llamarlo “alcahuete”.
Pero como el tricolor ya no gobierna, ahora se agrega a los triunfadores. Así es de sucia la política nuestra de cada día.
El asunto es que el PVEM propone de nuevo el castigo supremo para culpables de cometer delitos graves, como violaciones, secuestros y homicidios dolosos.
Ya lo hizo en el 2009, entonces en la cámara de diputados se decidió que la iniciativa “no tenía futuro”. Por lo tanto, se desechó.
En este sentido, perrrrrmítame decirle que la dichosa pena fue prohibida formalmente en el 2005, durante el sexenio de Vicente Fox.
Sea que sobrevivió desde tiempo inmemorial toda vez que existió desde antes de la invasión gachupina, cuando los mexicas y tlaxcaltecas, principalmente, la aplicaban hasta a los alcohólicos, incluso a parejas cuyos amoríos no eran bien vistos. Era común que aprisionaran con fuerza la cabeza del sentenciado con dos piedras, hasta hacerla estallar. ¡Órale!.
Recordéis que después los ibéricos no necesitaron de leyes para masacrar a los aborígenes, impulsados por la voracidad de robar tesoros en metal y piedras preciosas.
Y para esto, vaya que resultaron excelentes ladrones, además de asesinos. Nada más recordar las matanzas de Cholula y el Templo Mayor, donde pasaron por el filo de su espada a miles, sin respetar niños, mujeres ni ancianos.. ¡Jijos de la jijurria!
Y qué os parece la época colonial donde a nombre del catolicismo, la “santa inquisición”, sacrificó con singular alegría, a cuántos quiso y cuántos pudo, sin más restricción que el estado de ánimo de los juzgadores, algunos de ellos más diabólicos que el mismo satanás.
No olvidemos que una de las víctimas fue José María Morelos y Pavón y que con don Miguel Hidalgo y Costilla no pudieron, porque El Libertador hizo honor al apodo de “zorro” que lo caracterizaba.
A propo, vale la pena leer la novela “El zorro enjaulado” de Mario Moya Palencia, basada en la biografía más completa de don Miguel, escrita por Luis Castillo Ledón. Ahí encontrará variada y diferente información sobre la personalidad enjundiosa del Padre de la Patria.
Claro que don Miguel no se libró de ser fusilado el 30 de julio de 1811, recién cumplidos sus 58 años, en la plaza de san Felipe o De los ejercicios, en la ciudad de Chihuahua. El 26 de junio anterior, habían sufrido el mismo castigo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez.
Recordéis que las cabezas de los cuatro insurgentes fueron colocadas en las esquinas superiores de la Alhóndiga de Granaditas, encabezando el operativo el realista Agustín de Iturbide, mismo que diez años después y con honores, ordenó el descenso de las jaulas de hierro que las contenían…¡claro!, al triunfo del movimiento de Independencia.
Oportunista, “el emperador” que en Padilla recibiera su merecido el 19 de julio de 1824, en obediencia al congreso federal que lo declaró traidor a la patria.
Ha de saber que los estados, en su condición de soberanos, adoptaron la pena de muerte, siendo eliminada de sus respectivos códigos penales paulatinamente, a partir de 1929, justo cuando Emilio Portes Gil cumplía el interinato a que obligó el crimen de Álvaro Obregón.
En tal año don Emilio impulsó la derogación del castigo, pero no en toda la república, solo en el DF y territorios federales.
En Tamaulipas la eliminación surtió efecto en 1956, cuando gobernaba Horacio Terán Zozaya, (1951-57), aunque hubo estados donde permaneció como San Luis Potosí y Nuevo León hasta 1968, Morelos 1970, Oaxaca 1971 y Sonora 1975.
Justo en Hermosillo fue donde se aplicó por última vez, en dos violadores y asesinos de menores, el 17 de junio de 1957.
De manera que la pena de muerte enciende las más variadas opiniones. AMLO la rechaza porque asegura que no es el camino para terminar con la violencia y pone de ejemplo a los gringos, pero muchos mexicanos creen lo contrario. Y por otra parte el presidente, supone que podrían cometerse injusticias.
En este sentido el columnista insiste en que debiera llevarse a cabo una consulta popular. Digo, porque de que hay candidatos a recibir el castigo, eso que ni que…¿acaso los grandes corruptos no lo merecen?.
Ni que fueran menos bandidos que “El tigre de santa Julia”, ejecutado el 22 de diciembre de 1910, cuando agonizaba la era porfirista.
Y SIGUEN BASTOS
En el asunto de la corrupción, el régimen de la Cuarta Transformación tiene “pa´ nadar y dar colazos”, como dice el ranchero. Y como ya empezó, tiene que terminar, de otra forma tendría que vérselas con los indignados mexicas…dicho sea sin que parezca albur.
Ahora el temible Santiago Nieto acepta que van sobre políticos históricos, incluidos líderes sindicales y ex, así como funcionarios que lo fueron durante el neoliberalismo.
Y uno que espera que un día de estos diga que le ha llegado el turno a los ex presidentes de esta ínsula barataria llamada México.
Por lo pronto, es de creer que tanto Carlos Romero Deschamps, Napoleón Gómez Urrutia, Francisco Hernández Juárez, como Víctor Flores Morales, están en la mira de la inteligencia hacendaria.
Estas cuatro “finísimas” personas tendrían mucho que contar, si es que sus expedientes “corregidos y aumentados” llegan a las manos del Fiscal Alejandro Gertz Manero.
De tales angelitos harto se ha hablado durante los muchos años que tienen de vivir a costa de sus compañeros trabajadores, y casi todo en contra.
El ferrocarrilero Flores Morales, dirigente sindical desde hace 25 años, por ejemplo, tenía contabilizadas hasta hace algo más de un año, ¡14 mil demandas!, (y contando), en diversas partes del país, las cuales incluyen entre otros presuntos delitos: saqueos, fraudes, extorsiones, enriquecimiento ilícito, desvío de recursos (una de las últimas denuncias asciende a mil 500 millones de pesos), delincuencia organizada, etc, etc…y sigue tan campante.
Este ochentón espécimen gusta disfrutar y participar, siempre bien acompañado, del glamour que envuelve a destacadas figuras del espectáculo. Recién en la plaza México, (la más grande del mundo), el torero José Mauricio le brindó la muerte de uno de los ejemplares a lidiar.
Como agradecimiento Flores Morales le regaló enorme fajo de billetes de a mil, que apenas cabían en su mano, según crónicas de diversos medios.
Es el mismo líder cuyo sueldo asciende a ¡un millón 547 mil pesos mensuales!. Cantidad cobrada desde hace 18 años.
Pues bien, guardando las proporciones, de privilegios semejantes disfrutan, el minero Napoleón Gómez Urrutia, el telefonista Francisco Hernández Juárez (¡43 años al frente del sindicato!).
Por otra parte, conocida es la fama de Carlos Romero Deschamps, quien ya no dirige a los petroleros, pero como si lo hiciera porque dejó al frente de la organización, al más incondicional de sus incondicionales.
Aquí la danza es por varios miles de millones de pesos, ya ve que esta clase de líderes no se andan con pichicaterías, siempre y cuando el dinero no sea propio.
Total, esperamos que en el combate a la corrupción, la Fiscalía pronto encuentre nuevos clientes y deleite a los mexicas con buenas noticias.
SUCEDE QUE
Reportes texanos señalan el descubrimiento de treinta casos sospechosos de coronavirus. Ello causa mortificación por la sencilla razón de que innumerables funcionarios y políticos de todos los niveles, nomás vienen “a trabajar” a Tamaulipas, pero duermen y habitan “en el otro lado”.
La paisanada suplica no traer el virus a estos andurriales, porque ya son demasiadas las desgracias como pa´ agregar una más al pesado costal.
Ora que si se abstienen de venir, “pos muncho que mejor”.
¡Ah, raza!.
Y hasta la próxima.