“De 1934 al 2000 el PRI tuvo éxitos y fracasos en el manejo sistémico de la política, siempre en función del poder institucional y carismático del presidente de la república”
El modelo sistémico para el primer gobierno de la 4T es el mismo que inventó el PRI en 91 años de existencia; bueno, casi; el viejo partido del Estado tuvo la propuesta de saltar el paradigma del liderazgo carismático y construir una estructura basada en el partido como el espacio oscuro en cuyo seno se dirimían poderes y conflictos. Morena está decidiendo si es un partido sistémico o una rémora del presidencialismo carismático.
El arquetipo mexicano del partido-sistema para solucionar controversias nació antes de la teoría del sistema político que propuso en 1953 el politólogo canadiense-estadunidense David Easton: una caja negra en cuyo seno se daban “interacciones por medio de las cuales se asignaban autoritariamente valores en una sociedad”. En el modelo sistémico priísta el partido era esa caja negra y el presidente de la república la usaba para distribuir el poder y canalizar decisiones, evitando el fantasma de la lucha política, ideológica, burocrática y de clases en el gobierno y en la sociedad.
De 1934 al 2000 el PRI tuvo éxitos y fracasos en el manejo sistémico de la política, siempre en función del poder institucional y carismático del presidente de la república: Cárdenas, Alemán, Díaz Ordaz, Echeverría y Salinas lograron una estructura sistémica mixta: un presidente de la república muy fuerte y un partido como caja de despresurización de las crisis políticas. La ruptura presidente de la república-PRI con López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo desarticuló al PRI como esa caja de negociaciones de poder y el PRI perdió la presidencia en el 2000. El PAN y Peña usaron al PRI sin entender su papel sistémico y los dos perdieron el poder.
López Obrador ganó la presidencia de la república por liderazgo carismático propio, pero tuvo que inventar a Morena como en canal partidista de participación. El estilo de gobernar del presidente a través de decisiones y negociaciones personales vía las conferencias diarias de prensa han convertido a Morena en una caja de grillos, en cuyo interior conviven a codazos liderazgos intermedios, bloques de poder, alianzas estratégicas, tribus oportunistas, solicitantes de empleos públicos y cargos de elección popular, herejes y renegados deutscherianos de otros partidos y fanáticos que viven de tratar de interpretar lo que su líder quiere.
La crisis de Morena radica en el hecho de que el presidente López Obrador no quiere tener un partido tipo PRI y que prefiere negociar de manera personal con cualquier grupo; en algunas declaraciones recientes como que se adivina la percepción de que estaría mejor sin Morena. Sin embargo, la estructura de un régimen de gobierno basado en partidos le distrae con los conflictos en su partido, en cuya dirigencia escasea la calidad política.
El relevo reciente de Morena que se resolvió en el tribunal electoral reveló a un partido desorganizado, sometido a una disputa sin reglas por el poder, con acusaciones entre lideres que demeritan la calidad política del partido en el gobierno y carente de manejo de los hilos del conflicto político: seguridad, feminicidios-feminismo, legisladores sin disciplina, gobernadores ahogados en la incompetencia, grupos ideológicos preparando una revolución socialista, relación de sometimiento al ejecutivo, incapacidad para distensionar conflictos sociales y políticos y tribus disputando sus pedazos de poder.
Ante el desafío de las legislativas y relevo de gobiernos estatales de 2021, Morena va a depender del liderazgo del presidente López Obrador; el principal riesgo es que baje su 53% de diputados a 45% o menos y que no gane todas las gubernaturas que podría ganar. Y para 2024 tendrá cuando menos dos años para definir el modelo de sucesión presidencial sin contar con un partido-sistema como el PRI en el pasado para estabilizar la lucha por el poder. Por ahora, el presidente de la república puede desentenderse de Morena, pero el desafío será enfrentar a grupos políticos y de poder sin un espacio político para la distribución de valores y beneficios.
Sin un sucesor carismático, Morena será la pieza clave para mantener la presidencia otro sexenio o perderla.
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Oaxaca en severa crisis. Revelaciones de la Auditoria Superior de la Federación sobre irregularidades con presupuesto federal, denuncias sobre contratos especiales al líder sindical Pedro Haces, aumento de la inseguridad y los asesinatos, consolidación de cárteles del crimen organizado y proceso adelantado de sucesión de gobernador tienen a Oaxaca sumido en una crisis grave. El gobernador Alejandro Murat Hinojosa ha desatendido la gobernabilidad y se la pasa subordinándose al presidente de la república.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para sortear problemas, no para crearlos.
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@carlosramirezh