Se veía venir: mucho más que cualquier otro tema de los muchos que han despertado polémica en las políticas de la Cuarta Transformación, la lucha de las feministas se centraría en el centro de la atención pública.
Tanto así, que la hasta implacable capacidad del presidente para imponer su agenda, falló en esta ocasión. Las mujeres pusieron los puntos, no hay nada más urgente para el país que frenar la violencia de género.
El gobierno federal ya tardó en entenderlo y le está costando caro en términos de imagen. La innegable caída de los niveles de popularidad del presidente se ha agudizado, según los últimos estudios, entre las mujeres, los jóvenes y los sectores con ´mas estudios.
No es solo su desdén al feminismo lo que ha causado esta tendencia a la baja, pero sí ha contribuido para que -ahora sí- empiece a vislumbrarse el final de la luna de miel entre el presidente y sus millones de votantes, muchos de ellos identificados con las luchas progresistas, a las que López Obrador ha dado la espalda sistemáticamente.
Su postura sobre la legalización de la marihuana, los matrimonios igualitarios y la despenalización del aborto ha dado suficientes muestras de que en términos de derechos civiles, el presidente está más inclinado a la derecha.
Por eso, el Día Internacional de la Mujer que se conmemorará el domingo con marchas y concentraciones alrededor del país, y el paro nacional convocado para el 9 de marzo puede ser un parteaguas para el gobierno federal, que a pesar de todo, aún está a tiempo de aquilatar.
Claro está, el grito de las mujeres trasciende a la esfera de las políticas públicas. Sus exigencias atañen a toda la sociedad. Por eso todos los sectores deberían comprender la magnitud de este movimiento, incluidos aquellos empresarios que, como algunos tamaulipecos, están haciendo lo posible por desalentar la participación de sus empleadas en el #DíaSinMujeres. El tiempo les demostrará que están parados del lado incorrecto de la historia.