Como si estuviéramos con el pendiente, por fin se anunció el día que se pondrán a la venta de boletos para la rifa del avión presidencial, ya está listo el boletaje y el andamiaje de la lotería a la mexicana, así como de “chalupas y buena” comienza la vendimia de cachitos el 9 de marzo, justo en el mero día del “nueve ninguna se mueve” y para pronto ante la ocurrencia, periodistas y colectivos feministas hicieron ver la falta de sensibilidad de un presidente que opta por sus eufemismos que por atender la emergencia nacional de la violencia machista, que mata cada día a diez mujeres en este país.
Así, como cuando un hombre o mujer me pregunta ¿Es que no entiendo que quieren las mujeres con su huelga? Así me quedo, con la sensación de que la ignorancia les provoca su perplejidad. Pero nos dan el sustento para continuar el reclamo justo y social, con el paro nacional.
He escuchado a periodistas, varones, empresarios y directivos decir que sus oficinas dan el día libre a las mujeres para que hagan lo que quieran, si quieren laborar que lo hagan, si deciden faltar, les harán el favor de no descontarles el día. Luego se enojan porque les decimos que no ocupamos que nos den permiso.
Y es que ellos tampoco entienden la causa del enojo. Hombres necios.
Es precisamente por personas que no entienden la gravedad de la situación que se perfilan hoy más que nunca las movilizaciones feministas. Por quienes dudan de la organización colectiva, sin fines de lucro, sin religión o partidismo. Por ellos que se piensan que la mujer transita las calles libres de acoso, que ocupa espacios públicos sin ser molestada, que labora en las mismas condiciones a las de los hombres, que tiene la seguridad integra en su casa, trabajo o colonia. Por quienes no ven la situación de las muchas que sufren las violencias que luego derivan en los feminicidios. 10 al día. Apunten esa cifra.
Muchos se espantan por cinco o diez casos de contagio del nuevo mal de salud pública, el coronavirus, pero no hacen protocolos de emergencia por la violencia que afecta a las féminas y se lavan las manos ante las injusticias e impunidad que priva en hechos que laceran a las mujeres.
Las conductas misóginas que buscan mitigar los esfuerzos femeninos de estos y otros movimientos sociales, tiene sesgos políticos, económicos o los propios del sistema patriarcado que se niega a caer. Pero se va a caer.