En un acto de constricción, esto domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hago una consulta interna, en mi entorno más cercano, para recoger opiniones sobre las manifestaciones feministas, encuentro que como en todos los movimientos sociales, desde la conformación de las comunidades contemporáneas, que cada cual habla de cómo le va en la feria. Lo que sí es una realidad incuestionable es la fuerza del activismo de las mujeres, que hoy están en boca de todos, en todas partes del mundo.
Nunca antes, como hoy, se habían involucrado tantas, casi todas, las mujeres, de oficio, las amas de casa, las profesionales, las niñas, las adolescentes, las ninis, las funcionarias, las políticas, las periodistas y algunos hombres, los políticos y funcionarios, los ninis, los periodistas y los feministas, porque el feminismo no tiene género.
El feminismo se mueve, aún este día 9 de marzo, con el paro nacional de mujeres se está mandando el poderoso mensaje que necesitan las naciones y sus sociedades para entender el valor de la mujer en la vida.
¿Qué veremos hoy 9 de marzo?
Que las escuelas se paralizan, las aulas se evacuan, la educación no avanza; que las tiendas están solas, dejan de vender y la economía registrará importantes mermas; que en las oficinas públicas y privadas laboran a medias, registrando baja productividad por el ausentismo de mujeres; y en casa, la cosa se pone peor, no está la mesa puesta, ni la preocupación constante de quien pone todo en orden, lo emocional, lo físico y lo social.
¿Para qué servirá este ejercicio?
En lo utópico esperaría que mañana martes 10 de marzo no hubiera una muerta más, que los medios no hablarán de nosotras en la nota roja, nada de violadas, maltratadas o acosadas, que después de la reflexión colectiva, el escenario fuera distinto, igualitario, libre de impunidad y lleno de políticas públicas y leyes equitativas que velaran por todas.
En la realidad, la vida seguirá casi igual, y el casi, es lo que nos ocupa. Nos dijeron desde niñas que si queríamos que las cosas salieran bien, las tendríamos que hacer nosotras, que aprendiéramos a valernos y a defendernos, pues hoy lo estamos haciendo, respondiendo ante la emergencia nacional para parar los feminicidios, porque esta causa es por eso, no queremos ser iguales que los hombres, ni acosar, ni violar, ni matarlos a ellos, es solo cuestión de defensa personal.
Yo estoy harta y contenida por tantos abusos a mi persona, por el simple hecho de ser mujer, me fastidia el sistema opresor, me ha colmado la paciencia la sociedad patriarcal y me encabrona la narrativa de las noticias que todos los días da cuenta de más víctimas, asesinadas, desaparecidas, acosadas, violentadas hasta en sus casas. Por eso les hago el paro a todas las mujeres, y no me entretengo en los memes políticos o religiosos que buscan desvirtuar los movimientos feministas, aún con mi ausencia, mi grito es desesperado.
Me uno al paro nacional por los derechos humanos de las mujeres.