CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La Vida es Bella, pero en ocasiones se complica; es difícil, llena de retos y desigualdades, sobre todo cuando se tiene que vivir lidiando con problemas de salud.
Pareciera el caso de don Juan, un hombre que pese a sus dificultades para caminar, día a día se para en el crucero de carretera a Matamoros para buscar el sustento diario, prefiere ver la Vida Bella, porque pese a la crisis que está provocando el coronavirus, él, no deja de trabajar.
Entrevistado por Expreso a ocho días de la solicitud del Estado de promover el aislamiento social y la sana distancia, Don Juan advierte, “si no salgo, no tengo para comer, para pagar mi renta, para vivir”.
Pese a que la emergencia por la pandemia del coronavirus ha provocado una baja importante en la venta de sus productos como: chicles, nueces, cacahuates, jugo de naranja y fruta, lo cierto es que seguirá saliendo, mientras las autoridades no le digan que es obligado quedarse en casa.
Resguardado solo por la sombra de un paraguas playero azul, espera a sus clientes, su enfermedad no le permite un desplazamiento ágil, pero la gente ya lo conoce, y cuando alguien quiere algo se acercan lo más que pueden a él.
En estas condiciones de salud pública, no le da temor exponerse en la calle, cuando las autoridades dicen que hay contingencia, le preguntamos y responde, “Si hay un poco de temor, pero la necesidad es grande, voy al día; tengo que pagar renta y la mercancía que exhibo no es mía, como jugos, que son de un compañero que hoy no vino, yo vendo, dulces, chicles y nueces”.
Sobre sus ventas, dice que tiene muchos años, “tengo aproximadamente 15 años en este crucero”, por la contingencia hay muy poca venta, pero con que saque para sobrevivir, es suficiente para él.
Consciente que son tiempos difíciles, dice que el sol de ciudad Victoria es relevante para su salud, porque padece osteoartritis, pero la gente comúnmente le dice artritis reumatoide, y requiere altas temperaturas para aminorar el dolor.
Con muletas en sus brazos para desplazarse en el crucero cuando le piden uno de sus productos, dice que prefirió dejar su tierra natal Tlaxcala y su tierra por adopción Puebla, para establecerse en ciudad Victoria.
“En tierras frías me pongo mal, me duelen los pies y acá en tierras calientes no tanto, por eso vivo acá, vivo mejor, si me da dolor, pero no tanto; en Tlaxcala el aire frío y seco me hace daño”.
Tras platicar solo unos minutos con él, dice que seguirá con sus ventas, sin embargo reconoce que si por la emergencia las autoridades le dicen que se tiene que quedar en casa les hará caso.
“Las autoridades no me han dicho nada; si me dicen, tengo que obedecerles, nunca he sido irrespetuoso con las autoridades”, dice y se levanta para seguir ofreciendo sus chicles, dulces, nueces y cacahuates, estos últimos por cierto son especiales porque son cacahuates con tres granos.