El diez de marzo la OMS declaró la pandemia por el coronavirus Covid-19, por los alarmantes niveles de propagación y gravedad del nuevo virus. Pandemia, según la RAE es una enfermedad epidémica que “ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”.
Para López Obrador la otra pandemia que afectó a nuestro país por décadas, es la corrupción, la misma que Peña Nieto etiquetó como un asunto cultural, pero que ya no debe preocuparnos porque “desapareció” con la llegada de la 4T, según cree el presidente.
Antes de estas dos pandemias, las colectivas feministas del mundo ya llamaban la atención sobre la otra pandemia, la de los feminicidios y la violencia hacia la mujer. Desde la ONU Mujeres, el 25 de noviembre de 2016 se alertó que la “violencia de género es una pandemia mundial” que provoca más muertes de mujeres que enfermedades como la malaria, tuberculosis y todos los tipos de cáncer juntos.
Al inicio de la cuarentena por el COVID, Antonio Guterres desde la ONU pidió a los gobiernos que se adopten medidas estrictas para prevenir la violencia doméstica, pero en México, organismos civiles defensores de los derechos humanos de las mujeres han evidenciado que la política implementada para la contención del virus ha sido determinada sin visión de género, como tantas acciones que se gestan en la administración pública.
El confinamiento extendido por el Covid, está afectando más a las mujeres que padecen desigualdad y violencia, explica en la gaceta de la UNAM la doctora Tamara Martínez y pide fortalecer la perspectiva de género en la actual crisis sanitaria. Su estudio refiere que en los primeros días de esta cuarentena aumentaron un 60 por ciento las llamadas de auxilio de las mujeres por abuso, acoso, hostigamiento sexual, violencia, violencia de pareja y familiar, en el mismo periodo subió un 30 por ciento las peticiones de asilo en la Red Nacional de Refugios.
En medio de esta otra pandemia, se recuerdan las cifras del CONEVAL que registra a 27 millones de mujeres en situación de pobreza, 9 millones sin acceso a los servicios de salud, en una precariedad económica y social que las hace más vulnerables. Ahora mismo, 6 de cada 10 mujeres económicamente activas no tienen trabajos formales, las labores domésticas y de cuidados en casa recaen en ellas y no son remuneradas, y durante el confinamiento se les ha triplicado la carga.
Antes del “quédate en casa” el 43.9 por ciento de las mujeres en México reportaron haber experimentado violencia por parte de su actual o última pareja, escenario que se agrava por el confinamiento advierten las autoridades sanitarias y las colectivas feministas, pero hasta ahora no se han propuesto estrategias de contención o prevención de este mal.
Todos los pronósticos apuntan a que en esta cuarentena la violencia hacia la mujer y los feminicidios habrán de registran un alarmante incremento, pero el tema de esta otra pandemia no está ni en el discurso oficial, ni en el parte médico de Gatell.