Cynthia Mercedes Romero Verdugo, cuñada de ‘El Güero’ Palma y comadre de Joaquín Guzmán Loera, era jefa de una célula de secuestradores que operaba a finales de la década de los noventas y principios de 2000 en la Ciudad de México.
El nombre de la mujer salió a relucir en la confesión que hizo Marcos Tinoco Gancedo, líder de la organización criminal que planeaba y ejecutaba los plagios.
No fue el único testimonio ofrecido por el delincuente tras ser detenido en 2002: Tinoco Gancedo acusó a Genaro García Luna de garantizar protección a las bandas de secuestradores que imponían el terror en la capital del país en ese tiempo.
Para entonces, Genaro García Luna ya era el director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), la corporación creada por el presidente Vicente Fox para, supuestamente, combatir a los grupos de la delincuencia organizada, entre ellos, los plagiarios.
Por supuesto, Vicente Fox no procedió en contra del jefe de la AFI. Tampoco lo hizo en contra de la cuñada de ‘El Gúero’ Palma y comadre de ‘El Chapo’ Guzmán.
Ese dato fue revelado hace diez años en el libro ‘Los Señores del Narco’, escrito por la brillante periodista Anabel Hernández. Corría el sangriento sexenio de Felipe Calderón, cuando la pesadilla de la violencia -todavía imparable- se expandía por todo el país.
‘La banda de secuestradores más grande, salvaje y terrible de los últimos tiempos, a la que se le adjudican los plagios de mayor impacto. fue auspiciada y protegida por Genaro García Luna y su gente más cercana; las pruebas documentales son contundentes’, escribió Anabel Hernández en el capítulo 10 del libro (uno de los mejores textos periodísticos para entender la dinámica y la dimensión económica y política del narcotráfico y del crimen organizado en el país).
Esa banda de plagiarios fue bautizada por el gobierno del Distrito Federal, entonces encabezado por Andrés Manuel López Obrador, como ‘La Flor’.
Hace una década, cuando se publicó el libro de Anabel Hernández, en pleno sexenio calderonista, Genaro García Luna era el todopoderoso e influyente secretario de Seguridad Pública. El ‘super policía’ se creía y se sentía intocable.
Por supuesto que las revelaciones de la periodista en ‘Los Señores del Narco’ fueron conocidas en su momento por Felipe Calderón. Es obvio que, además, tenía pleno conocimiento de las truculentas y perversas andanzas de su ‘consentido’ durante el gobierno de Vicente Fox.
Ahora que la ex embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, revela en una entrevista con el reportero J. Jesús Esquivel, de la revista Proceso, que el gobierno norteamericano sabía de los rumores y de las versiones que involucraban a Genaro García Luna con los cárteles del narcotráfico solo se confirma lo que se ventilaba desde aquella época en amplios y detallados reportajes como los realizados por Anabel Hernández.
Por tanto, Felipe Calderón no debería ‘poner el grito en el cielo’, menos indignarse ante el trabajo periodístico de Proceso. Es imposible que el ex presidente de la república no haya contado con información precisa sobre la corrupción de su secretario de Seguridad Pública y su participación directa con el crimen organizado.
Felipe Calderón debería reconocer, por lo menos, que se equivocó con mantener durante seis años a Genaro García Luna en la Secretaría de Seguridad Pública.
Otra cosa que debe hacer Felipe Calderón, pero a la voz de ya, es retirarse de la vida política del país. Es cierto que algunas de sus críticas en contra de Andrés Manuel López Obrador son puntillosas y contundentes, pero el ex panista carece de credibilidad precisamente por la estrecha cercanía con Genaro García Luna. Nadie le cree al ex primer mandatario. Está manchado de por vida.
La fachada creada por el foxista/calderonista Genaro García Luna se cayó de manera estrepitosa durante el juicio en contra de ‘El Chapo’ Guzmán realizado en la Corte Federal del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York.
Una declaración del testigo Jesús ‘El Rey’ Zambada, hermano de Vicente ‘El Mayo’ Zambada, acabó con ‘el circo’ montado durante muchos años por Genaro García Luna en México: el ex secretario de Seguridad Pública había recibido maletines repletos de millones de dólares, entre 6 y 8 millones de billetes verdes.
Ese dinero, enviado por ‘El Mayo, se lo entregó el propio ‘Rey’ Zambada. También reveló que García Luna sostenía ‘compromisos’ con el cártel de ‘Los Beltrán Leyva’. El tamaño del ‘compromiso’, según la versión del testigo, era de 50 millones de dólares.
Es imposible creer que Felipe Calderón no conociera las corruptelas de su secretario de Seguridad Pública. Se reitera: nadie se lo cree. No tiene credibilidad.
Y PARA CERRAR…
Otro libro cuya lectura se recomienda es ‘La CIA, Camarena y Caro Quintero’, escrito por J. Jesús Esquivel, corresponsal de Proceso en Estados Unidos.
El texto aborda la historia del asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena. El nombre del más que controvertido Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación y actual director general de la CFE protegido por la 4T, sale a relucir junto con los narcotraficantes Miguel Angel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto ‘Don Neto’ Fonseca.
Es un libro que debería leer el señor de Palacio Nacional.