“Con todo respeto, pero el presidente López Obrador está obligado a cerrar el sexenio con la satisfacción de haber cumplido la promesa más importante: erradicar la corrupción, pero no solo eso, sino enjuiciar a los responsables que tienen nombres y apellidos”
No existe duda de que el neoliberalismo destruyó el sistema público de salud, el cual fue utilizado como fuente de corrupción.
Gracias a la transparencia del régimen encabezado por AMLO, sabemos de la criminal actitud con la que se condujeron los ex funcionarios responsables del ramo.
Como botón de muestra son los 307 hospitales abandonados, muchos sin terminar y algunos “inaugurados”, (fotografía oficial al canto), cuando aún se encontraban en “obra negra”.
¡Y hasta “equipados” con aparatos prestados por otros hospitales, para que la simulación fuera creíble!
Eso sí, de que cada construcción fue cobrada en su totalidad, eso-que-ni-que.
Auténticos montajes para tratar de justificar los miles de millones de pesos con los que se beneficiaron contratistas y empresas fantasmas, cuyo domicilio fiscal, por lo mismo, no aparecen ni en el directorio telefónico.
No quiero ser grosero y menos en estas fechas, pero, ¡qué poca progenitora!.
Así se la pasaron 36 años los gobiernos priistas y panistas, bajo el objetivo de privatizar la medicina social.
Ni modo de ignorar que el IMSS o el ISSSTE sufrieron igual suerte.
Si conociéramos las estadísticas respecto de los miles de burócratas que padecieron la irresponsabilidad oficial, nos iríamos de espaldas.
Ahora mismo, no podemos celebrar que la inmoralidad en este sentido haya terminado, porque “el elefante reumático” todavía no camina como debiera ser, “pero ahí lo llevamos”, como dice AMLO.
(Bueno sería que le dieran una sacudida la clínica del ISSSTE en la capital del estado, sobre todo en la subdirección médica…encontrarían sorpresas añejadas por la irresponsabilidad).
El asunto es que el derecho a la salud fue tema que jamás formó parte de la agenda del neoliberalismo.
Agradezcamos que las mayorías votaron por un régimen democrático en el 2018, es decir, por la garantía de que la justicia social será una realidad, asumiendo como prioritario el bienestar público.
Educación y salud, fundamentales para una población tradicionalmente marginada por mafias acostumbradas al saqueo y apropiación del patrimonio nacional, sin escrúpulos ni límites.
Horroriza e indigna su alto grado de perversidad al utilizar los más sofisticados métodos para encubrir su maldad. Ya se sabe que diversos paraísos fiscales sirvieron de refugio a los dineros mal habidos.
En este aspecto, la ruta seguida por algunos enjuiciados, demuestra que la impunidad formaba parte de la costumbre del poder. Verdaderos delincuentes de cuello blanco que hicieron de México su negocio particular.
Emilio Lozoya, Rosario Robles y Juan Collado quizá imaginaron que la ley podría adoptar el rostro que mejor conviniera a sus intereses, pero resulta que no, toda vez que hasta ahora las pruebas de presunta culpabilidad, han sido de más peso que las aportadas por su probable inocencia.
Igual sucede con Genaro García Luna en los EU.
Desde luego que estos ejemplos son apenas la punta del iceberg, son el inicio de algo mucho más significativo en términos políticos, sea en el terreno donde se localiza a los “padrinos” auténticos.
Y por lo que observamos, hacia allá dirige sus pasos la justicia…ojalá.
En relación con nuestro país, el gobierno de la Transformación, no puede dejar ir la oportunidad de llamar a cuentas a quienes propiciaron el desastre de la república.
Hay que insistir. Es una tarea que debe ser terminada y con MB.
Con todo respeto, pero el presidente López Obrador está obligado a cerrar el sexenio con la satisfacción de haber cumplido la promesa más importante: erradicar la corrupción, pero no solo eso, sino enjuiciar a los responsables que tienen nombres y apellidos.
De manera que la salud pública fue utilizada como fuente de inmoralidad, (así consta en las evidencias aportadas por el supremo gobierno), y no como el derecho inscrito en la carta magna.
Para fortuna, el actual régimen enfrentó desde el inicio este problema, ganando tiempo al posterior ataque del coronavirus. Esto ha dado cierta ventaja, traducida en la posibilidad de menor cantidad de víctimas.
Ya sabéis que solo a los adversarios de la 4T, importa que le vaya mal a la república para satisfacer sus ansias de venganza. Están enfermos de odio.
Y ni modo que sea invento.
En este escenario es que aparecen las opiniones de Julio Frenk Mora y José Narro Robles, secretarios de Salud, el primero en el sexenio panista de Vicente Fox y el segundo en el priista de Peña Nieto.
Ellos critican todo lo realizado y realizable por el supremo gobierno, y obnubilados por el rencor, golpean sin cesar al subsecretario Hugo López-Gatell, y este que nomás se ríe y ni siquiera responde a las provocaciones.
Solo les recuerda que fueron parte sustancial en la destrucción del sistema sanitario.
“Dejaron un cementerio de hospitales”, dice AMLO.
Ridículos estos ex funcionarios que por lo visto, olvidaron el significado de la dignidad.
Pero como “aluego” dicen: “dios los hace y ellos se juntan”.
Nota.- en lugar de “dios los hace, etc..”, quise escribir, “los burros se buscan pa’ rascarse”, pero creo que sonaría algo des-con-tex-tua-lizado.
¡Ah, bruto!.
¡AY FELIPE!
Mientras tanto, pareciera que Felipe Calderón Hinojosa cada vez se acerca más al patíbulo, arrastrado por las culpas de su secretario de seguridad pública, Genaro García Luna.
En relación con este penoso asunto, la periodista Anabel Hernández García ha sido incisiva. (Recordéis también el revuelo que recién causara la ex embajadora Roberta Jacobson, respecto del mismo caso).
Una de las últimas declaraciones de Anabel, refiere que el ex funcionario detenido podría aportar mucha información relativa a sus ilegales andanzas y algunos que las conocían, entre los que insinúa “un pez grande”, que podría ser don Felipe.
La galardonada periodista fue la primera que denunció a García Luna en el 2011, sea cuando el super policía se encontraba en funciones.
Eso le valió persecuciones y amenazas de todo tipo. Hasta se cuenta que GGL comisionó algunos elementos bajo sus órdenes, para que la desaparecieran, bajo la promesa de ascensos y premios en efe.
Anabel tuvo que salir del país, sin embargo en sus artículos y otras publicaciones, dejó constancia de las presuntas relaciones del ex funcionario con algunos grupos delictivos.
El resto de la historia es más o menos conocida. Sin embargo ahora lo más importante es la insistencia con la cual se relaciona a Calderón Hinojosa con las ilegales prácticas de García Luna…al menos la suposición de tolerancia, que puede ser mucho o poco, depende.
Por supuesto el ex presidente se defiende, pero como que cada día crecen las dudas.
Sea como fuere, no es secreto que el ex secretario de Seguridad Pública era uno de sus favoritos…si no es que el más cercano.
Le digo, ¡puras mortificaciones!.
SUCEDE QUE
Según la secretaria de Salud Gloria Molina, la próxima semana será bien importante para Tamaulipas, en relación los efectos del coronavirus…y al parecer, solo queda rezar.
Creo que es la última y mejor recomendación.
Y hasta la próxima.