Agradezco a quienes dieron puntual seguimiento a las cinco entregas semanales de mis Apuntes de comunicación política, en el que compartí el análisis del acontecimiento disruptivo para las sociedades latinoamericanas con la aparición del virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad infecciosa conocida como COVID-19; así como el agradecimiento para mis editores que al publicar me permitieron aportar valor a quienes les interesó revisar la serie de errores durante la cuarentena que causaron fuertes daños.
Para tener la dimensión del escenario social que tendrá latinoamérica después del COVID-19, del 16 al 31 de marzo en UNOCI Consultores en Comunicación conformado por los mexicanos Kenny Arroyo, Elisa Tagle, Jenny Arroyo, Óscar Rivera y un servidor, nos dimos a la tarea de conversar con expertos de talla internacional, consultores con los que hemos trabajado, estudiado, aprendido, así como ahora nos reunimos para que juntos dimensionemos el reto por venir para la comunicación en nuestras regiones.
Conversamos hasta Washington en Estados Unidos con Luis Raúl Matos, director del Programa de Gobernanza para América Latina de la Universidad George Washington; después hasta Sucre en Bolivia con Gisela Rubach, la mejor estratega política de latinoamérica; regresamos hasta Washington con Pedro Hernández De Rosas, quien fuera especialista del Banco Mundial; luego nos enlazamos hasta Bogotá en Colombia con Jorge Aguilera, doctor en Comunicación y el mejor experto en latinoamérica sobre comunicación de crisis; culminando en Reynosa en México con Marco Bracho, egresado de Harvard University y asesor sobre pobreza e inclusión.
Concluyo con este serial de mis Apuntes con los tres errores que causaron fuertes daños, originados en la cuarentena con graves repercusiones para los siguientes años:
1. Pérdida de confianza en la autoridad
La confianza hacia cualquier figura de autoridad se ha visto trastocada en la percepción del ciudadano, aunque la calidad de la respuesta de una autoridad hubiera sido buena o mala durante la crisis, en ambos casos se erosionó por igual. Al degradarse la confiabilidad a los liderazgos, se empezó a desgastar su credibilidad que se incrementó por los vacíos que permitió ese líder.
2. Incremento de la crisis social
La crisis sanitaria abrió más la brecha social, incrementando los problemas sociales que van desde la violencia hacia la mujer, vejaciones a los niños, pasando que miles de estudiantes que perderán el ciclo escolar, se complicaron los cuadros de los pacientes de enfermedades crónico degenerativas, la escalada de desempleo se traducirá en más comercio informal, así como más personas enlistadas en las filas del crimen organizado en cualquiera de sus facetas.
3. Vulnerabilidad de las estructuras de poder
Las estructuras del poder lineales y sobretodo las más rígidas han sido trastocadas -por ejemplo, desde partidos políticos hasta iglesias- en la que los ciudadanos optarán por una relación omnidireccional, instantánea, así como directa, sin filtros; sobrevivirán las que presenten una mayor adaptación al nuevo contexto social.