Hace cuatro años comenzaba Tamaulipas a vivir lo que entonces podría haberse denominado la ‘nueva realidad política’, Francisco Javier García Cabeza de Vaca la noche anterior; la del 5 de junio, había festejado el triunfo histórico en para él y el PAN que arrebataban el poder que ejerció por más de 80 años el PRI en la Entidad.
Así es mis queridos boes, para los blanquiazules cuerudos fue una noche larga, muy larga de festejos que se prolongaron hasta cuando el sol amenazaba con salir; para los tricolores fue de insomnio, de pesadilla sin pegar los ojos, porque el futuro inmediato les pintaba negro.
Cabeza de Vaca fue el protagonista de la pesadilla priísta y de su candidato Baltazar Hinojosa Ochoa, el panista había obtenido ese domingo 721 mil 49 votos, una cifra récord, mientras que el candidato de la hasta entonces considerada la aplanadora tricolor, Baltazar, alcanzó apenas 486 mil 124 sufragios, más de 230 mil de diferencia.
El huracán azul había arrastrado además al triunfo en 26 alcaldías y 16 de 22 diputados locales de mayoría, eso le alcanzó al PAN para convertirse en el nuevo partidazo, mayoría de ayuntamientos y mayoría en el Congreso local.
Bajo la advertencia de que no había borrón ni cuenta nueva y que el que la hizo la pagaría, Cabeza de Vaca inauguraba la nueva normalidad política tamaulipeca, el PRI se volvió casi nada, para la elección del 2018 el jefe político de las mayorías en Tamaulipas no solo confirmó su avasallador triunfo, sino que lo mejoró, 31 alcaldías y 21 de 22 diputaciones de mayoría.
Un gobernador detenido acusado por su gobierno, cientos de hectáreas de predios recuperados y que habían sido arrebatados por la corrupción al patrimonio estatal e investigaciones contra ex funcionarios, algunos encarcelados.
Las jugosas becas naranjas que permitían a los juniors de la clase política tricolor estudiar en las mejores universidades de México y el extranjero, hasta para emborracharse les daban, se dejaron de pagar vacaciones al círculo cercano y la maquinaria electoral tricolor causó baja de la estructura de gobierno donde cobraba como aviadora.
La nueva normalidad política incluyó el hacer frente a los principales problemas que heredaba del gobierno tricolor.
Nunca más hubo declaraciones del gobernador que calificara como hechos aislados los enfrentamientos con saldo rojo de bandas rivales, nunca más se se volvieron a pagar portadas en los medios estatales para tapar con un boletín del DIF para ocultar una noticia de las que antes no tenían que salir.
Cabeza de Vaca tomó el toro por los cuernos, no solo hizo suyo el tema de la seguridad, al que Egidio Torre y Eugenio Hernández le sacaron la vuelta, sino que hasta pidió a la Federación más facultades para combatir las estructuras financieras de los grupos.
El nuevo gobierno diseño lo que hasta el 2016 parecía imposible, arrebatar las carreteras a los grupos delictivos, se creó la Policía de Auxilio Carretero y todos volvimos a viajar sin el temor a lo largo y ancho del Estado, luego se añadieron los Ángeles Azules.
Dos años después, Tamaulipas había cambiado los semáforos rojos de la delincuencia y esta semana se reafirmó que en todos los delitos de alto impacto la entidad está en semáforo verde, solo otro estado puede presumir ese logro.
Ahora la primera administración estatal no priísta de Tamaulipas enfrenta uno de los retos más grandes a los que puede enfrentarse un gobierno: la pandemia del Covid-19.
Desde que esta llegó al Estado, Cabeza de Vaca dejó bien claro que las decisiones para resguardar la salud de los tamaulipecos se tomaban en Tamaulipas, luego de ver que la Federación minimizaba el riesgo que se asomaba al país.
Antes que la 4T, el gobernador decretó el cierre de escuelas, la licencia para miles de burócratas en situación de vulnerabilidad hacia el virus y ordenó la construcción de ocho hospitales temporales Covid para atender exclusivamente enfermos de la pandemia.
Las mediciones sobre la actuación de los mandatarios estatales ante la pandemia colocaron a Cabeza de Vaca en el top10
y junto con siete gobernadores más cada viernes se reúne para la toma de decisiones en sus estados.
El resultado es evidente: Tamaulipas es de los estados con menos contagios, con menos muertes, con menos ocupación de camas Covid, apenas el 13%.
Es la nueva normalidad política en Tamaulipas a cuatro años de la caída del PRI, cuyos militantes han tomado camino haciaelPAN,MCoaMORENAyqueel 2021 podría convertirse en definitiva en cadáver político.
SEMANA FÚNEBRE…
La que termina hoy es la semana más difícil desde que llegó la pandemia a México, se rompió por lo menos cuatro veces el máximo de contagios y de muertos.
Ayer la suma de los primeros seis días de la semana contaban 22 mil 514 contagios y 3 mil 391 muertes.
El panorama es desalentador, no sabemos cuando alcanzaremos el pico de la pandemia, misma que ya lleva 110 mil 26 contagios oficiales y 13 mil 170 muertes, aunque los verdaderos expertos tienen otros datos. Mejor cuidémonos no vaya a ser que moramos y ni siquiera a la estadística lleguemos.