Un alto en el camino. Aunque en México muchos practican como deporte extremo el volarse el rojo o pasarse por alto cualquier regla social, el semáforo de la pandemia nos obliga a la pausa, pero en realidad nada está quieto. Estalla Jalisco, sismo en CDMX, gira presidencial en el sureste (aunque llueve, truena y relampaguea) y feministas en constante lucha por una vida libre de violencia.
Especialistas de la piscología ya nos advierten que al término de la cuarentena, se incrementará la atención de salud mental, el encierro, la incertidumbre, la mala economía y el cambio de hábitos provocan un estrés que dejará secuelas y sí a esto le agregamos que estamos a punto de entrar a otro periodo electoral, todo estalla como una olla exprés en una combinación molotov que empeora el camino hacia la recuperación, cual sea: de salud pública, económica o social.
La inactividad y el ocio no son convenientes para nadie, y este largo periodo de receso escolar, laboral y social, también provoca que se calienten los ánimos, aunque nos insistan que no estamos de vacaciones, quienes tienen el privilegio de mantenerse en casa, de aguantar el paso del contagio sin necesidad de exponerse en el espacio público, también ya resienten cambios de humor que reflejan en sus redes sociales, ya se acabaron Nexflix y coquetean con tik tok, pero se sienten enjaulados.
El desconfinamiento que será gradual, no será desde luego fácil, sobre todo si habremos de salir a un mundo más convulso que como lo dejamos, hace ya casi cien días.
Primero Estados Unidos llamó la atención mundial por otro hecho de racismo, luego México en el mismo sentido; además la naturaleza que parece que se propone recordarnos su poderío embate el sureste con Cristóbal y vuelve a cimbrar la capital del país un domingo por la mañana.
Y entre tanto, la lucha feminista por redes sociales se eclipsó, con apenas 500 espectadores la colectiva Nosotras Tenemos Otros Datos reunió a mujeres artistas activistas en el Primer Festival Cultural por una Vida Libre de Violencia, Vivir Quintana, Lydia Cacho, Vanessa Bauche, Yndira Sandoval, Darina Marquez, Cynthia Klitbo y María Elena Ríos, entre muchas otras, que aguantaron estoicas una exposición por Facebook, que no tuvo mucha réplica, quizás por pacífica.
Participaron mujeres contando sus desgarradoras historias como víctimas de violencia, hablaron de una infancia abusada, de mujeres golpeadas a punto de feminicidio, y de la resistencia feminista. Pocos “me gusta” y pocos “compartir”. Son los otros datos que incomodan, no sólo al Estado, sino a una sociedad machista y misógina que se niega a ver la realidad de muchas que ahora sufren del encierro en sus propias casas.
El semáforo color menstruación, que extiende la cuarentena de esta primavera infernal, sigue causando cólicos en una sociedad patriarcal y de vez en vez polarizada por la política.