Cuando se acercan las elecciones es cuando se comienzan a ver ciertos fulanos. Eso es un clásico. Todos se dicen políticos, y algunos lo serán aunque otros no tanto. Son los que ya la andan buscando. Los que se mueven para salir en todas las selfies.
Se reconocen fácil de cerca porque tratan de caer bien a todo mundo en una voltereta espectacular con su vida reciente. Tal vez sin conocerle a usted, esta tarde, un desconocido le salude de mano y sea él, sí, el próximo candidato a dirigir los destinos de esta ciudad Victoria. Pero aún no. Espere todavía, que faltan otros. Cheque bien los periódicos, el facebook y el Twitter, acepte un café, pero aún no se comprometa.
Dirá la gente que ya se arreglaron y ya ve usted que eso nunca pasa en Victoria, dirán que ganará el que tenga el voto arrugado. La gente comoquiera comerá y dormirá esos días. Dirán que éste es el bueno por el tipo de silencio que se hace cuando llega. O éste otro porque no voltea para los lados para ver la cuchara de la sopa, y si no hay sopa, le sopla a la cuchara sola. Dirán que éste es el más guapo, el más feo o el más peludo. Para el caso es lo mismo. Ojalá sea una mujer. Dijo una mujer, diciéndolo por decir.
La gente que padece a los pre candidatos durante esos días, los comienzan a ver hasta en la cola de las tortillas. Voltean a ver si viene un carro y lo que ve es un candidato en modo saludador el vato. En la panadería andan los presuntos candidatos preguntando cómo se llama la Chilindrina, haciéndose los chistosos.
Aunque días antes no le hablaran a nadie, hoy conocen a todos desde que fueron niños en el barrio. Todos muy sonrientes con sus cinco seguidores del Twitter, con sus soplanucas, sus asesores y operadores de Caterpillar. Que en total son siete y comen bastante. Todos son buenos para compartir “memes”.
Nadie se sabe el nombre de la calle por donde andan, ni qué hizo el héroe de la colonia; no saber es como una condición social y muchos pegan, a veces con que expresen dos o tres frases memorables con ellas tienen. La vuelven lema de campaña, la hacen rola, slogan, imagen, tapiz de basura suelta o estandarte colgado del aire. Es decir todavía no empieza la campaña y ya comienza. Nadie se dio cuenta.
“Sí. Ahí anda ya el payaso”. Parecen decir los niños que lo vieron hacer señas desde la alcantarilla del pavimento. “Andaba entregando despensas”, dijo una señora. “Déjelo señora, se necesitan”. Dijo un señor muy formal y filántropo que se acercó a escuchar la grilla, aunque por dentro contó el número de aspirantes que ya andan en chinga.
La gente desde las gradas espera que comience el estira y afloja para seguirlo por los medios, el toma y saca, el camarón que se duerme y tráeme de allá esas pajas. Dicen a veces que la caballada está flaca, especulan con el dedazo, hay rumores de que ya se cayó el de enfrente, en fin.
Damas y caballeros, parece que el anunciador de un circo anuncia el inicio de las hostilidades, antes de que ya en forma, fuera de los ensayos, comiencen a desfilar todos los candidatos.
Desde el más fuerte hasta el faquir que no come desde que comienza una campaña austera, los presuntos candidatos se andan riendo siempre sin embargo. Aquí en la grilla nunca se pierde. En la imaginaria, a un lado de la carpa se ha instalado una pequeña feria de pueblo. Ya hay carros en el estacionamiento.
HASTA PRONTO