CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- “Es muy doloroso que una comunidad cristiana no pueda despedir a su pastor” reconoció el Obispo de la Diócesis de Tampico, José Armando Alvarez Cano, en la misa exequial con la cenizas del padre Miguel Angel Rodríguez Castillo, la cual fue a puerta cerrada.
Momentos después de las 12 del día, inició la procesión y la eucaristía en la Iglesia Catedral de Tampico con la presencia de familiares del padre Chumy, como era conocido, así como de un reducido grupo de personas, misa que fue trasmitida a través de las redes sociales ya que debido a la pandemia no podían asistir mas fieles.
“Doy mi más sentido pésame a las comunidades cristianas que lo tuvieron como parte de su ministerio (…) la tristeza y el dolor de tanta gente que hubiera querido estar hoy con nosotros acompañado y agradeciendo a Dios, el don de la vida que le concedió” dijo.
El Obispo mandó un abrazo a toda la comunidad de San Esteban, ubicada en el sector Monte Alto de Altamira donde estaba asignado el padre Chumy al momento de su deceso quien sufría de diabetes y había sido intervenido quirúrgicamente.
Agradeció también a las personas de su parroquia que lo atendieron durante su enfermedad.
Previo a ello, el ahora Obispo de la Diócesis de Valles Roberto Yenni, también habló de las principales características del padre Miguel Angel a quién lo describió como un hombre alegre, muy trabajador y muy generoso.
El padre Chumy era muy apreciado, en algunas comunidades como la de San Pedro Esqueda, en la colonia Heriberto Kehoe en ciudad Madero.
Durante la misa también se pidió por el padre Ramón Avalos Salcedo conocido como “El Charro Negro” quien falleció la madrugada de este jueves en su casa en Jalisco pero quien estuvo asignado en la Diócesis de Tampico en parroquias de María Reina la colonia Tancol, así como Nuestra Señora del Sagrado Corazón en la colonia Obrera de Madero, donde estuvo 15 años donde era muy querido sitio del cual se jubiló en el año de 2016
Aunque no asistieron todos, se contó con gran cantidad de sacerdotes a la misa exequial.
A un lado del altar fue colocada una fotografía del padre Miguel Angel Rodriguez, así como su casulla y una biblia.
Al término de la misa, los sacerdotes llevaron sus cenizas para ser depositadas en una cripta de catedral.