Amiga date cuenta. “Si amenaza con dejarte si no haces lo que dice, si te manipula, te subestima o te dice que te trata mal porque tú eres la que está mal”, no es amor es violencia.
El amor no duele, citan las campañas feministas dirigidas a mujeres en círculos tóxicos disfrazados de romanticismo. Les piden que identifiquen cada palabra y acción del manipulador que las tiene atrapadas y que se disfraza de linda palomita blanca para que le crean.
Esta semana el presidente ha dicho a las mexicanas, que nunca como ahora son apoyadas por el gobierno, que en este sexenio, se les cuida y se les quiere, que las está protegiendo y castigando a sus agresores, y que no, “no hay disminución de presupuesto” para ellas.
Pero la realidad se nos estampa en la cara. Oficialmente se anuncia desde su gobierno que se ha rasurado un 75 por ciento el presupuesto destinado al INMUJERES, organismo público que data del 2001 y fue creado para la “promoción y el fomento de la igualdad entre hombres y mujeres y garantizar el respeto a los derechos de las mujeres”.
Si bien, este instituto había servido solo como pantalla para dar cabida a las amigas de la primera dama en turno y su vocación se desvirtuó con programas y conferencias clasistas, con la llegada de Nadisne Gasman, las feministas se ilusionaron y apostaron por un cambio, había llegado una mujer internacionalista, conocedora de la gestión pública con visión de género y comprometida con las causas de defensa de los derechos humanos de las mujeres, se aplaudió entonces esta nominación.
También la esperanza estaba puesta en la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez que abiertamente se ha declarado feminista y había prometido trabajar, desde su posición de poder, por ellas. Pero ninguna de las dos mujeres ha podido defender el presupuesto para las mexicanas. Existen otros programas, obras y oficinas de las que se puede prescindir por austeridad, pero ¿Por qué enseñarse contra las mujeres?
A la par de la pandemia, este año ha sido el peor para el activismo feminista, no bastaron las marchas de diamantina morada, ni la pinta de monumentos, ni el paro de mujeres o las manifestaciones en línea para hacerse escuchar. En México aumentó de diez a once, la cifra diaria de feminicidios, más del 50 por ciento la violencia contra las mujeres en casa y la crisis de salud están afectando más a la población femenina por su situación económica y laboral. Y aun así se recortan acciones y programas de prevención, detección y atención oportuna de la violencia contra las mujeres.
Primero retiraron apoyos a las colectivas y
los refugios para mujeres violentadas, luego al sistema de alerta de género y como tiro de gracia, dejan en la nulidad a la oficina que debiera velar por una política pública de igualdad.
Y dicen que “harán más con menos”, pero no se entiende cómo, si cuándo tenían con que no hicieron. La desatención o desinterés es lo mismo que “la ley del hielo” y esto también es violencia.