Durante meses los gobernadores
de Guanajuato, Jalisco y Colima,
a través de las redes sociales se
dedicaron a denostar la actuación del
Presidente y hasta lo retaron públicamente. Pero él ‘aguantó vara’ bajo la
apreciación de que las diferencias son
parte sustantiva de la democracia. Incluso, existe la presunción de que junto
a otros de sus pares los tres mandatarios incitaron (en las últimas semanas
y tras bambalinas) un ‘movimiento
ciudadano para exigir su renuncia. Y en
éste caso, Andrés Manuel López Obrador confirmó mantener firme su oferta
de someterse al veredicto poblacional.
Las discrepancias más fuertes entre
los mandatarios estatales y el jefe
del Ejecutivo Federal, asomaron tras
aprobarse el Presupuesto de Egresos 2020 –desapareció el ramo 23
(Provisiones salariales y económicas)
cuyos recursos no eran vigilados, ni
auditados–; la creación del Instituto de
Salud para el Bienestar (Insabi) –nueve
estados no aceptaron formar parte de su
nomenclatura (entre ellas Guanajuato
y Jalisco)–; la eliminación de apoyos a
los programas asistenciales, como las
guarderías; y el manejo centralista de
recursos para el ramo educativo y de
seguridad pública.
Últimamente, por la prohibición para
desarrollar energía limpia a través de
los parques eólicos –asunto que está en
manos de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación (SCJN)–, y la propagación
del coronavirus, ya que los gobernadores están en desacuerdo con las medidas implementadas por el Sector Salud
y reclaman apoyo federal para enfrentar
la pandemia.
A raíz de eso surgió el grupo de
gobernadores inconformes con López
Obrador, integrado por 11 mandatarios
de varios partidos políticos.
Pero hubo excesos de parte de
algunos, a grado tal que al tabasqueño
en una de sus ‘mañaneras’ (junio 8) dio
un manotazo al espetar: “Es tiempo de
las definiciones. No de simulaciones.
Somos conservadores o somos liberales;
se está con quienes están por mantener
los viejos privilegios, o a favor de lograr
la democracia y los derechos del pueblo
y contra la corrupción…”
De ahí le vino una andanada por
parte de los gobernadores rebeldes
y más por reconocer (el 18 de junio),
haber ordenado la liberación de Ovidio
Guzmán (hijo de ‘El Chapo’ Joaquín
Guzmán Loera), “para evitar la muerte
de soldados, policías y ciudadanos’.
Recientemente viajó a la Unión
Americana, a entrevistarse con Donald
John Trump, pero contra lo que suponían sus detractores, el encuentro fue
cordial y de respeto mutuo, enseñando
el Presidente su mano izquierda, ya que
pese a todo pronóstico negativo en ese
encuentro dignificó a México y lo hizo
valer como país libre y soberano.
Ahí está su discurso, aunque un tanto
zalamero, que no admite lugar a dudas.
¡Y vaya que para lidiar con un personaje como Trump, es harto difícil!
De ese encuentro sus detractores
han querido desviar la atención por el
protocolo, pues en su esencia les incomoda la buena relación. En fin…
A partir de entonces López Obrador –y usted seguramente ya lo habrá
notado–, ha modificado su actuación
política. Ahora habla menos, actúa, y
con elementos contundentes les ‘aprieta
las tuercas’ a sus detractores que poco
poco van doblándose.
Y la prueba más clara son las aprehensiones de Emilio Lozoya Austin
–quien ya ’cantó’ y ofreció videos de la
corrupción en Petróleos Mexicanos–, y
de César Horacio Duarte Jáquez, cómplice de Luis Videgaray Caso, Manlio
Fabio Beltrones Rivera y Egidio Torre
Cantú, en la desviación de recursos para
financiar campañas políticas.
En fin, ésa es otra historia…
LOS ‘DOBLADOS’
El gobernador de Guanajuato, Diego
Sinhue Rodríguez Vallejo –diciembre
17 de 2019–, afirmó que no iba ni iría a
ninguna reunión de seguridad, por no
estar de acuerdo con la política federal
en esta materia.
Dijo entonces que su gobierno era
suficiente para combatir al crimen y que
no necesitaba de apoyo federal.
Respecto al tema de Salud, el mandatario rehusó adherirse al Insabi o
cualquier otro proyecto federal “porque
mi gobierno es autosuficiente”, dijo,
e, incluso, dicen que hasta financió el
‘levantamiento ciudadano’ en contra de
López Obrador.
Pero ante él reculó –en lenguaje
coloquial dio las nalgas–, al decirle
al Presidente, cara a cara (hace días),
durante la visita que el mandatario hizo
al feudo del payaso Vicente Fox Quesada: “Reconozco mi error (en materia
de seguridad), por eso mi cambio de
postura. Hay que decirlo porque usted
también lo ha señalado, es de sabios
reconocer, mi postura no le abonaba
nada a la construcción del país… (¡Vaya,
arrepentimiento!)
El mandatario, ahí, se comprometió a jalar con el Gobierno federal pa’
enmendar su política, apreciación y
relaciones con la Federación.
Es más, hasta le ofreció a López
Obrador ir diariamente a las mesas de
trabajo, incluidos sábados y domingos.
En respuesta el Presidente aceptó
la reconciliación. Dijo: “No podemos
ser autocomplacientes, regodearnos
en nuestras posturas cuando no son las
mejores en beneficio de la colectividad.
Entonces el hecho de rectificar y decir
‘no era lo más adecuado y ahora vamos
todos juntos’, es una muestra de mucha
responsabilidad”.
Tácitamente, el mandatario estatal le
pidió perdón al Presidente.
En Jalisco, por su parte, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez –uno de
los otrora mandatarios más aguerridos
contrarios a López Obrador–, sorprendió durante la visita presidencial al
arrojarse prácticamente en brazos del
jefe del Ejecutivo federal, a quien tanto
combatió, injurió, insultó, al tiempo
que lo retaba y culpaba de los hechos
violentos en Guadalajara.
De cara a André Manuel, el gobernador destacó: ”Hoy más que nunca, Jalisco necesita de su Presidente… asumo
con entereza y humildad la responsabilidad de lo que yo he hecho mal.
“Usted tiene mi respeto y mi aprecio,
y sé que Jalisco contará con su Pre
sidente”, suplicando igual el perdón
presidencial.
También resaltó la inteligencia López
Obrador y su liderazgo.
En Colima el mandatario estatal (José
Ignacio Peralta Sánchez), en su perorata
solicitó un aumento en los recursos
federales que se le asignan al estado, así
como la asignación de obras importantes que impulsen desarrollo. Reclamó
el Gobernador: “Colima da mucho… y
recibe poco”.
En teoría, es cierto, pero lo recaudado en los puertos no es de interés
municipal ni estatal, sino federal –y él
debe saberlo bien–, así que restarle
influencia al sistema de aduanas en
Manzanillo, para que la controlen las
instancias hacendarias, no debe preocuparle al Gobernador de Colima, quien
también ‘las dio’.
Por cierto, en Colima el Presidente
anunció que el control de aduanas será
responsabilidad del Ejército y la Marina,
a fin de frenar la corrupción y frenar la
entrada de drogas (¿y armas?) al país.
Correo: jusam_gg@hotmail.com