La pandemia nos ha detenido en el tiempo, paro la economía, cerró las escuelas, acabo con las fiestas y hasta limita la convivencia familiar, ni que decir de la obra pública y privada o los planes de viaje personales, ahora lo importante es conservar la salud. Sin embargo, lo único que no entra en pausa es la política.
El reloj electoral que implementan los propios dueños de juego político no detiene su marcha y esto los obliga a entrar en acción, algunos improvisados y adelantados se hacen ilusiones por Victoria, otros que ya se encariñaron con los baños de pueblo y exposición mediática pretenden colarse de nuevo a la contienda interna de su partido, pero también hay proyectos nuevos, con más estrategia y anhelos sinceros.
Y aunque es temprano para hacer pronósticos, la ciudadanía comienza a recibir los primeros mensajes de la intención política local, así que es mejor ir conociendo o reconociendo perfiles para no volvernos a equivocar.
Nuestra querida ciudad capital tiene la peculiaridad de ser hábitat de muchos foráneos, pero al mismo tiempo es una región que mantuvo el arraigo del poder en políticos o empresarios metidos en política, nativos, que mientras hicieron crecer sus negocios a la sombra de la administración pública local, se sintieron ufanos, pero hicieron poco por la ciudad, quizás sabían que pronto la abandonarían, ahora viven muy lejos de aquí.
A Victoria no le ha ido nada bien en más de tres décadas, sufrió constantes saqueos de las arcas municipales y largos períodos de inacción. Y sobra decir que el malestar generalizado de la ciudadanía está plenamente sustentado y a ojos de quien lo quiera ver, pésimos servicios básicos y nulo progreso social. Con tantito que la quieran, le ira mejor.
Desde hace un par de semanas se empezaron a hacer visibles varios personajes públicos que desean componer el rumbo de nuestra otrora cuidad limpia y amable, tendremos campañas atípicas, el proceso electoral rumbo al 2021 se realizará en medio de la contingencia de salud pública, no habrá oportunidad para eventos masivos, ni para mostrar músculo, puro trabajo de contacto ciudadano de grupos pequeños y en actividades muy responsables.
Para todos, las redes sociales serán básicas, pero son un instrumento de muchos filos, una cancha sin árbitro, un espacio muy sensible y voluble, que un día pude hacerlos crecer y al otro tumbarlos sin piedad y a la menor provocación.
La política se tiene que hacer en la calle, colonia por colonia y el horno ya no está para bollos, los victorenses no se irán más con la elite local, tampoco con los simpáticos o quienes mejor retraten o se hagan virales.
El largo letargo que ha ocasionado el Covid, tiene ya tintes políticos, es de interés ciudadano comenzar a valuar a los prospectos.