Sorpresa: Paloma Guillén, senadora suplente y ex diputada federal en dos ocasiones, sí quiere ser candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia municipal de Tampico.
Cuando parecía que la respuesta de la hermana del otrora famoso subcomandante Marcos sería la de siempre, es decir, negativa o, por lo menos, ‘ponerse sus moños’, a la posibilidad de ser nominada a la alcaldía porteña, resulta que Mercedes del Carmen Guillén Vicente sí le va a entrar a la competencia en 2021.
Contra lo que muchos creían (entre ellos EL KIOSKO), la ex legisladora está puesta y dispuesta a colocarse la camiseta de candidata tricolor a la presidencia municipal de Jaibolandia.
El nombre de Paloma Guillén salió a relucir a partir de la más reciente encuesta difundida por Demoscopia Digital y aplicada a mediados de julio.
Ella es la aspirante mejor posicionada de una lista tricolor que complementan el empresario Sergio Villarreal Brictson, ex líder del PRI local, y la operadora Gina Barrios, actual secretaria de gestión social del comité estatal.
De arranque, la ex lideresa del Congreso del Estado y ex secretaria general de gobierno alcanza 12 por ciento de la intención del voto. Nada mal para la aspirante de un partido que se encuentra de capa caída, en virtual terapia intensiva.
Si bien el escenario electoral para el Revolucionario Institucional luce en extremo complicado (en todos los municipios aparece en tercer lugar), llama la atención que Paloma Guillén haya decidido ir a la búsqueda de la presidencia municipal de Tampico. ¿Por qué lo hace cuando parece una misión imposible?
Ella es una mujer muy analítica e inteligente. Es decir, piensa, medita y reflexiona cada paso que da en el quehacer político. Si decidió ir hacia adelante, es porque tiene información de ‘primera mano’ (una de sus virtudes) o, por lo menos, intuye un escenario favorable para ella y su partido.
Un escenario favorable para el tricolor, considerando la alicaída situación en la que se encuentra, no sólo lo representa un distante triunfo en las urnas, sino un incremento en el porcentaje electoral que, posteriormente, se traduzca en un mayor financiamiento para la organización partidista en el estado, vital para su reactivación.
Esa es la meta trazada por Edgar Melhem, presidente estatal del priismo. Para alcanzarla, necesita de los mejores cuadros para competir por las 10 principales presidencias municipales, las 9 diputaciones federales y las 22 diputaciones locales.
Cierto, las prerrogativas de los partidos se definen con la votación registrada en la elección por el Congreso del Estado, pero no hay duda de que son los candidatos a las alcaldías los que empujan a nivel territorial tanto a los aspirantes a diputados locales como federales. Esa es la verdad.
Además, los priistas necesitan recuperar posiciones en la plataforma política más elemental de contacto con los ciudadanos: los Cabildos.
Para comenzar, deben ser priistas reales, militantes de base, probados y comprobados, no como los que, por ejemplo, colocó Magda Peraza en tierras jaibas en la elección de hace dos años. Una de ellas, la peor de todas, de nombre Isabel (tipa que se siente de la ‘alta sociedad’, pero que en realidad su pasado laboral la define) hizo lo único que sabe hacer: traicionar.
Mas que preocupar a Acción Nacional la probable candidatura priista de Paloma Guillén, la que debe estar preocupada es la frívola diputada federal Olga Sosa Ruiz. La legisladora del PES y que ahora se quiere colgar de Morena para buscar la alcaldía porteña le tiene pavor a la hermana del subcomandante Marcos.
Es obvio que le tenga pavor, absoluto miedo: Olguita, ‘La Frívola’ (la que solamente ha leído dos o tres libros en su vida -si acaso-), se siente inferior ante la presencia e inteligencia de Mercedes del Carmen Guillén Vicente.
Algo más establece la diferencia entre ambas: la congruencia ideológica, el ideario partidista.
Va la historia: Paloma Guillén fue invitada por su amigo Manuel Bartlett Díaz para sumarse a la campaña de Andrés Manuel López Obrador y de la coalición
‘Juntos Haremos Historia’ en 2018. La diputada federal priista agradeció la invitación, pero la rechazó. Ella, congruente, se quedó en el PRI, partido que la llevó a ocupar diversos cargos públicos y de elección popular.
En cambio, ‘La Frívola’, quien fuera presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI) en tierras jaibas, dejó al supuesto partido de sus amores para subirse al Partidito Encuentro Social (PES) y, sobre todo, a la ola lopezobradorista de hace dos años en las urnas para llegar a la Cámara de Diputados.
Ahora, ‘La Frívola’, sin compartir una pizca la ideología del presidente Andrés Manuel López Obrador (basta escucharla en corto), quiere ser candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia municipal de Tampico. Así quiere llegar, de ‘brinco’ en ‘brinco’.
Con la entrada de la priista Paloma Guillén a la carrera por la alcaldía jaiba en 2021, las cosas se pueden poner más interesantes y, para comenzar, eliminaría el escenario de la polarización entre PAN y Morena, surgiendo el PRI como tercero en discordia.
Ese es un escenario que también se debería analizar a nivel estatal, pero bien sabemos que algunos ‘genios’ (dicho con total ironía) del blanquiazul tamaulipeco parece que prefieren jugar al suicidio en las urnas. En fin, ese es otro tema.
Y PARA CERRAR…
Vergonzoso, triste y lamentable: ciertas ‘personitas’ aprovechan hasta el fallecimiento de alguien para subir a las redes sociales una fotografía donde aparecen -con ese alguien- muy sonrientes, desenfadados y alegres, como si estuvieran en campaña.
Todo con tal de estar junto con ese alguien que, desafortunadamente, ya no se encuentra aquí y obtener la última ‘utilidad’ política, ‘chicle y pegue’ allá arriba, donde se toman las decisiones. Así se las gastan.
Pobres de espíritu, frívolos y miserables hasta en el luto, están dispuestos a todo con tal de obtener una ‘renta’ política en Facebook. Caray.