CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La explosión que se registró en una zona turística de la ciudad de Beirut en Líbano, resonó a más de 11 mil kilómetros de distancia… en Ciudad Victoria.
Para Maher Ramadán, un libanés residente de Ciudad Victoria desde hace más de nueve años, los minutos después de la explosión fueron de preocupación y tristeza por desconocer la situación de toda su familia.
“La casa de mis padres está aproximadamente a tres kilómetros de la explosión, pues bueno cuando me enteré lo primero que hice fue llamar a mi madre para ver cómo estaba”, expresó Maher Ramadan.
Por fortuna la madre de Maher y las 15 personas que conforman su familia en Beirut no resultaron con lesiones, sin embargo las afectaciones en su vivienda fueron cuantiosas por la cercanía de la casa con la zona de la explosión.
“Lo que tuvimos fue pérdida de puertas, ventanas, sillas, muebles de cocina, televisiones, casi todo se perdió con la explosión”, expresó Maher Ramadan.
A más de 12 horas del estallido aún se cuentan por cientos la cantidad de personas que se encuentran extraviadas, también se encuentran afectados los servicios de electricidad e Internet, lo cual vuelve más difícil la localización de personas.
Maher indicó que al contrario de lo expresado por algunos medios de comunicación, la zona donde ocurrió la explosión es el puerto, un área civil donde no hay instalaciones militares y acude regularmente el turismo.
Por ahora las autoridades de Líbano se encuentran en el proceso de atención a sus ciudadanos e investigación de cuáles fueron las causas que provocaron la explosión que fue comparada con los ataques nucleares en las ciudades japonesas de Hiroshima o Nagasaki.
La población se encuentra consternada; se cuenta con varias teorías sobre las causas de este incidente: la primera por el arribo de fuegos artificiales por próximas celebraciones; la segunda por un barco con explosivos que se dirigía a Siria, asegurado en el puerto.
La tercera teoría de la población de Beirut es que la explosión fue causada por un ataque militar, lo que, en caso de comprobarse, desataría una guerra, tal como lo indica Maher.