CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El conocido como el oficio más antiguo del mundo, la prostitución o venta de servicios sexuales, también ha sufrido los impactos económicos por la pandemia del Covid-19.
La demanda de servicios ha caído casi un 80 por ciento, reconoció una de las entrevistadas que aceptó dialogar con EXPRESO, “El Covid está afectando a todo en todos los ámbitos está mal”.
La situación económica con el desempleo y la crisis que se viene enfrentando desde hace casi seis meses, no permite que haya clientela, “ahorita solo hay una chica ocupada”.
En un recorrido por los espacios de oferta, otra de las entrevistadas se limitó a decir: no puedo hablar, “pero sí ha bajado mucho, pasamos horas para poder convencer a alguien o que llegue alguien”.
Apostadas por el famoso Hotel Ritz de la calle Hidalgo, al ingresar al lugar todos y todas las ahí presentes reciben a la reportera muy bien, pero nadie quiere hablar.
En la recepción solo se alcanza a ver el letrero del costo por habitación, “50 pesos el cuarto”, ya el servicio es otra cosa, su precio tiene que ver con lo que pida el cliente.
Pero de acuerdo a lo que manifiesta otra de las entrevistadas por el rumbo de la calle Guerrero, lo máximo que te pagan por un servicio sexual es de 200 pesos, “en otros lados no se cuánto cobras, es depende de lo que te pidan, hay unas que cobran más, otras que cobran mucho menos”.
La mayoría de ellas no quiere hablar, tratamos de entrevistar a por lo menos siete, pero ninguna aceptó, ni las del 5 Hidalgo, ni las que se paran en la esquina del mercado Arguelles.
¿Te regañan si hablas? Le preguntamos y aunque todas dicen que no, una aceptó, “no podemos hablar de esto”.
La que habló ampliamente, se limitó a decir que la crisis económica la está atravesando todo el mundo y por lo mismo no hay con que pagar la compañía y caricias de una mujer.
Además, dice se tienen que esforzar mucho para medio sacar el día, “porque aquí no hay ningún tipo de apoyo para nadie, porque no hay asistencia social, las señoras no reciben ningún apoyo, viven de su trabajo”, que es la prostitución.
Pese a que están obligadas a acudir al CAPACITS en esta ciudad, asegura que ahí son puros cobros, y cobros y condicionantes, porque ahora con la pandemia les ofrecieron una despensa, pero luego las querían reunir para que se pongan al corriente en los pagos y para pedir apoyos electorales.
“Es decir no se preocupan por ellas, las hacen cubrir requisitos, entregar acta de nacimiento, hacerse análisis de VIH, para detectar sida; de VPH para el virus del papiloma humano y el de VDRL para detectar sífilis y cualquier otra enfermedad de transmisión sexual.
“Son exámenes rutinarios, no a cada rato, pero si cada cierto período, aquí las chicas siempre los tienen, se les da protección para que utilicen en los servicios –preservativo- para cuidarse ellas”.
En medio año de pandemia, las cuatro mujeres que trabajan en la casa donde se desarrolla la entrevista, insisten que la baja ha sido considerable, “es mucho, un 80 por ciento”.
En la entrevista reconoce que en ese lugar el cobro máximo es de 200 pesos, pero hay chicas que son llamadas “ambulantes” porque en la calle ofertan su servicio y ellas, tienen otras tarifas.
Lo cierto es que las mujeres dedicadas a este oficio, en tiempo de crisis hasta por 20 pesos y los 50 del cuarto de hotel aceptan como pago.
“La verdad es que hay que llevar algo a la casa”, concluye nuestra entrevistada.