MÉXICO.- Hace 32 años la tragedia azotó a Coahuila y Nuevo León: el huracán “Gilberto” penetró con tal furia, después de haber arrasado con Yucatán y Tamaulipas, dejando una gran cantidad de víctimas y desaparecidos.
En el mes de la patria de 1988, el meteoro azotó a varios estados del país los días 16, 17 y 18, con una fuerza increíble y la desgracia enlutó a cientos de hogares.
Cuatro autobuses de pasajeros que partieron de la Central de Autobuses de Saltillo con destino a Monterrey fueron “tragados” por la descomunal corriente del río Santa Catarina un sábado 17 hace más de tres décadas.
La cifra de fallecidos no se supo con certeza. Entre las víctimas se encontraba la Reina de la Feria de la Uva, de Parras, quien viajaba en uno de los camiones.
Viviendas completas también fueron arrasadas por la descomunal corriente.
La noche anterior de aquel fatídico día, las torrenciales lluvias se dejaron sentir en Coahuila y Nuevo León, pero la magnitud rebasó la previsión de las autoridades y de la misma población.
En los días previos, el entonces gobernador Eliseo Mendoza Berrueto y las autoridades militares habían sido advertidos de lo que se avecinaba. La ceremonia del Grito de Independencia y el desfile estuvieron a punto de suspenderse.
El desfile cívico solo duró 15 minutos y, por disposición gubernamental, no participaron escuelas ni sindicatos, como era costumbres, solo contingentes de la Sexta Zona Militar.
El “Gilberto” descargó el agua en la sierra de Arteaga, provocando inundaciones y el derrumbe de viviendas en Saltillo. Cinco personas fallecieron y alrededor de mil perdieron todo su patrimonio.
Impactó el huracán con furia en la serranía; no se supo cuánta lluvia cayó sobre la ciudad, pero los vientos máximos sostenidos promediaron los 167 kilómetros por hora, con rachas de hasta 194 kilómetros, mientras que el ojo del huracán se calculó en 37 kilómetros de circunferencia.
Este pasó sobre la sierra Madre Oriental, causando destrucción y muerte en las capitales coahuilense y neoleonesa, así como en sus municipios
conurbados.
En Saltillo, se cuantificaron al menos ocho muertos, entre ellos un socorrista de la Cruz Roja y una mujer embarazada a la que le habían prestado auxilio. Bajó un torrente de agua, destrozó la carretera y a la propia ambulancia.
La intensa lluvia dejó severos daños en la infraestructura carretera, como las salidas a Monclova, Ciudad de México, Zacatecas y Monterrey; afectó la tubería de agua potable y las pérdidas se calcularon en 6 mil millones de pesos.
Años después, Mendoza Berrueto aseguró que no ocurrió una desgracia mayor o similar a la de Monterrey gracias a las montañas que rodean y protegen a Saltillo y Arteaga.
En Monterrey, se calcula que más de 200 personas perdieron la vida, aunque extraoficialmente se habla de hasta mil decesos, a los que se le suman seis policías que realizaban labores de auxilio. Los reportes dieron cuenta de una gran cantidad de desaparecidos.
El huracán “Gilberto” fue conocido como el fenómeno meteorológico más poderoso del siglo 20.
En Saltillo colapsó 26 pozos del sistema de agua potable y 350 mil personas quedaron sin servicio por varios días, dejando calles anegadas y el recuerdo constante de que somos demasiado vulnerables a la fuerza de la naturaleza.
CON INFORMACIÓN DE ZÓCALO