Como en una simulación política, más que como una cuestión de reconocimiento histórico, este 2020 ha sido decretado en el país como el año de Leona Vicario “Benemérita Madre de la Patria” y se versa mucho sobre ella, se proponen foros, análisis biográficos, reseñas culturales, programas especiales para radio y televisión y se estampa su figura en toda la papelería de membrete oficial del gobierno federal, por decreto presidencial.
En las arengas del Grito de Independencia, igual que a “La Corregidora” se le menciona y en este año extraño, se ordena a las dependencias públicas federales seguir la calendarización de eventos cívicos para su remembranza y difundir su participación heroica en el inicio de la insurgencia. Pero en los hechos, se falta a la memoria de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvado, una mujer comprometida con las causas independentistas que fue clave para el desarrollo de la gesta y nombrada en 1842 a su muerte, como “Dulcísima madre de la patria”.
Como muchas de las mujeres de su era, vivió en carne propia el enjuiciamiento político y público, muchas veces tuvo que aclarar con sapiencia su interés por el bien común y desligarse de las ideas que la tachaban de activa sólo por insistencia del marido Andrés Quintana Roo; Leona Vicario igual que Josefa Ortiz Domínguez a quien apostillan como “La Corregidora” por ser la esposa del Corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, lucharon por iniciativa propia, pero como a otras insurrectas se les acusaba de andar en la guerra por la Independencia sólo por amor a sus hombres.
Leona Vicario, apasionada de las bellas artes, la ciencia y las letras publicó en una columna el siguiente texto, dedicado al ministro español Lucas Alamán quien le atribuía un “heroísmo romancesco”: “Confiese Sr. Alamán que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y la libertad no les son unos sentimientos extraños; antes bien vale obrar en ellos con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea el cual fuere el objeto o causa por quien las hacen, son desinteresados, y parece que no buscan más recompensa de ellos, que la de que sean aceptadas.
Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado con total independencia y sin atender que las opiniones que han tenido las personas que he estimado.
Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases hay también muchísimos hombres”. Este texto, lo replica en este 2020, la BBC News y lo marca como “la primera defensa pública de una mexicana de la libertad e independencia de acción y de pensamiento de la mujer”.
También lo intentan viralizar muchas infografías en las redes sociales del gobierno federal. Sin embargo, la palabra y obra de la heroína que se pretende ensalzar desde la 4T quizás ni la conocen, porque faltan a su memoria con acciones y omisiones que de la misma gestión emanan y que resultan más que ofensivas a su legado. La historia también la considera como pionera en el feminismo, término del cual reniega el sistema patriarcal actual.
De nuevo como en aquella era, las mujeres son tachadas por el poder como amotinadas, porque las moviliza alguien, ha dicho el presidente López Obrador que lo que traen las víctimas de violencia “ya se convirtió en una exageración en todo sentido”, “ya se convirtió en un asunto político”, tampoco visualiza las exigencias de las feministas y cierra el paso a cualquier cuestionamiento que tenga que ver por los derechos humanos de las mujeres.La historia que no se aprende, se repite.