Tamaulipas espera un nuevo boom energético en los próximos años, con el anuncio de las últimas adjudicaciones a Pemex en aguas del Golfo de México por 555 millones de dólares.
Pero también para Iberoamericana de Hidrocarburos CQ Exploración & Producción de México, para el pozo Sabinito Sur en la que se invertirá 4.6 millones de dólares y de la petrolera Shell con el pozo Chimalli con inversiones por 36.5 millones de dólares, en los que se busca gas y aceite mediano.
La pandemia del coronavirus, frenó, al igual que otras empresas, las relacionadas con la generación de energía eléctrica, incluyendo la extracción de hidrocarburo en el mar, al presentarse brotes de COVID-19, en algunas plataformas.
Sin embargo se espera que el anuncio de inversiones de Pemex y privados en exploración y extracción en aguas profundas del Golfo de México de hasta 596.1 millones de dólares, incentive la reactivación de empleos en la entidad en los próximos tres años.
En cuanto a las inversiones en los parques eólicos en construcción también serán una oportunidad de empleos, en diferentes áreas, incluyendo la manufactura, con la elaboración de palas.
De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), hasta el primer trimestre del año, había 14 mil 568 personas trabajando en la industria extractiva y de electricidad.
Así como 340 mil 972 en la manufactura, 121 mil 539 en transportes y comunicaciones y 523 mil en el área de servicios y 138 mil 636 en la construcción, aunque no todos son específicamente para estas industrias, algunos de ellos sí están relacionados a las mismas.
Tamaulipas es el primer lugar nacional por el volumen de gas natural no asociado y el segundo lugar en México por la producción de energía eléctrica, con el 12 por ciento de la que se genera en el país.
Los 12 parques eólicos que ya están funcionando en la entidad, generan 477 Megawatts (MW), pero el potencial que se tiene es de hasta 21 mil MW, lo que podría alcanzarse en los próximos años, considerando que hay dos parques más en construcción y el interés de otras empresas por instalarse en la entidad.
Sin embargo, en mayo de este año, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, (DOF) un acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) que frenaba la entrada de nuevas centrales solares y eólicas al mercado eléctrico, lo que, a voz de la Coparmex, alentaba la pérdida de empleos en el sector energético.
En el caso de Tamaulipas, esa medida significaba frenarán la construcción de dos proyectos eólicos por mil 229 millones de dólares de inversión, sin embargo, apenas cinco días después de la publicación, Tres Mesas 4, en Llera; y Parque Salitrillos en Reynosa, recibieron la autorización para continuar sus pruebas.
La construcción de los parques eólicos, así como de los pozos en aguas del Golfo de México, significan inversiones importantes y la generación de empleos en diferentes sectores, entre ellos la construcción, manufactura y proveeduría en general, así como áreas de servicios como hospedaje, alimentación y transporte, entre otros.
En la etapa de construcción de los parques eólicos, las empresas emplean a las personas de las comunidades cercanas para el desmonte y construcción de caminos, así como otras tareas relacionadas a la construcción de las bases donde se montan las torres y hélices.
Constructores, ingenieros, técnicos y oficinistas, son empleados en las diferentes etapas de construcción y puesta en marcha de los mismos, así como para la operación y mantenimiento de los grandes parques eólicos.
La reforma energética, aprobada en octubre del 2013, se señala en un análisis de Deloitte, si bien no cumplió con algunas de las metas que se plantearon en un inicio, como el incrementar la producción de petróleo y gas, tuvo resultados positivos para el sector.
“Uno de los que consideramos más importante ha sido la apertura hecha al capital privado a través de las rondas de licitación, en las cuales, hasta octubre de 2018, participaron alrededor de 74 empresas provenientes de 20 países, lo que derivó en la adjudicación de 107 contratos de exploración y extracción”.
Las inversiones en el país por 167 mil millones de dólares que dichos contratos acarrearían y más de 900 mil empleos, no se hubieran podido realizar, si sólo Pemex tuviera la potestad para ello.
“Sin capital privado, Pemex no podría realizar desarrollos en un gran número de áreas, sobre todo en aguas profundas y campos no convencionales, debido a la falta de recursos y de tecnología de punta”, señala Arturo García Bello, socio líder de Energía y Recursos naturales en Deloitte.
En 2017, la industria de sustentabilidad energética, tenía un superávit de aproximadamente 4 mil 576 trabajadores, entre técnicos y de oficina con conocimiento especializado en fuentes de producción de energía renovable.
Superávit que se debía al incremento, en ese momento, de la producción de energías renovables y el impulso por el gobierno para alcanzar un 40% de generación de energía por renovables para el 2028.
Con la Reforma Energética, se esperaba que México se sometería a cambios en el marco regulatorio para las energías renovables, que incluirían una mayor producción de energía de fuentes renovables y de medidas de eficiencia energética que impulsarán el crecimiento económico en la siguiente década.
En un análisis de Deloitte para la Secretaría de Energía (Sener) “Prospectivas de Energías Renovables 2014-2028”, estimó que en un escenario a corto plazo en ese 2017, se esperaba un crecimiento de la industria energética del 79 por ciento, con una demanda de 16 mil 230 trabajadores.
A mediano plazo, para el 2020, la proyección era de un incremento del 38 por ciento en la producción, respecto al corto plazo, y del seis por ciento en cuanto a la demanda de trabajadores.
En tanto que se previa para el 2025, el escenario a largo plazo, un crecimiento del 17 por ciento en las energías renovables y del 21 por ciento en demanda laboral de energía renovable y del 106 por ciento en la demanda laboral en la eficiencia energética.
POR: PERLA RESENDEZ