La ‘caída’ de Xicoténcatl González Uresti de la Alcaldía de Victoria no solo dejó muchos platos rotos, la descalificación de la mayoría de la población y una estela de señalamientos de corrupción que lo involucran a él, su tesorero, su vocera y hasta a su familia, también arrojo algo positivo para el PAN de Tamaulipas.
Así es mis queridos boes, seguramente se preguntarán qué pudo haber dejado de bueno el paso del médico por la presidencia municipal de Victoria, si en cada encuesta que se publicaba sobre la popularidad y aprobación de los alcaldes del país, era siempre el último en la lista; el peor pues.
Xico le hereda al PAN de El Cachorro, René Cantú Galván, por cierto el apodo le viene como anillo al dedo, nunca le creció el colmillo, parece destinado a ser un eterno cachorrillo, decía que el depuesto alcalde le deja al blanquiazul una especie de manual, una guía rápida de lo que no se debe hacer cuando se busca un candidato fuera del partido.
Y es que nadie puede cuestionar la popularidad que tenia Xico antes de ser candidato a la alcaldía, era un médico respetable, un ciudadano que parecía ejemplar, un personaje que se vendía, dicho en términos electorales, por eso hizo
un buen papel cuando fue candidato independiente, aunque no le alcanzó para ganar.
Lo que si le alcanzó a Xico esa vez que no fue el candidato del PAN, fue para dividir el voto y que Arturo Soto el abanderado azul perdiera por segunda ocasión la alcaldía.
El caso es que en busca de asegurar la victoria en la capital, el PAN invita a Xico como candidato ciudadano y lo abandera, Soto Alemán pasa de ser rival del doctor a su principal promotor, de hecho para los que estamos en medio de la grilla política se da por hecho que fue ASA quien lo hizo ganar con su estructura.
No fue difícil, Xico a caballo por las calles de la ciudad, disfrazado de charrito, desaliñado, barba dejada de varios días, ojos hinchados como de crudo y muy directo para hablar; este es bien raza decían de él por todos lados.
Ya había videos de sus bailes en leotardo, pero en campaña decían que todo se valía, aunque al final ya le habían bajado del caballo y dejó de zumbear un poco para que se viera más como un estadista, serio pues.
Fue así que Xico se convirtió en alcalde y también fue cuando en el PAN comenzaron a cometer los errores que terminaron con la salida obligada, urgente, necesaria del tipo al que vendieron como el hombre que Victoria necesitaba.
En la campaña los del PAN ya le habían pasado los bailes, que oliera a crudo sin bañarse, bueno hasta le permitían decir tonterías del tamaño del mundo, como aquella que repetía asegurando que haría un tren turístico y de pasajeros de Caballeros a Victoria.
Decía que ya tenía un grupo de expertos de Australia que vendrían a Victoria para echar a andar procesos productivos en el campo y que iba a internacionalizar a Victoria.
Los panistas se lo guardaron, lo dejaron, porque lo que importaba era el triunfo. Pero apenas tomó posesión y los arranques de bailarín frustrado, cantante de Kareoke mal afinado y su amistad íntima con el pico de las botellas de cerveza se exacerbaron.
Si a caso levantaban la ceja en el PAN, pero le defendían como su alcalde. Para entonces no habían pasado ni cinco meses, cuando Xico ya había tronado contra la mayoría de los medios de comunicación, contra los periodistas que le criticábamos.
Lejos de conciliar, desde la oficina de comunicación social se atacaba a los ‘atrevidos’ con noticias falsas, con difamaciones. Solo por poner un ejemplo de mí señalaron que era aviador en la SET, que cobraba como director y otras ofensas que me guardo pero que no olvido.
En el PAN solo las veían pasar, vinieron las encuestas y el alcalde de Victoria era el último, el peor de México, tampoco ocurrió nada.
Comenzaron las noticias de desvíos, de gasto en medios hacia empresas que no existían o que nacieron cuando Xico asumió el poder, pero la dirigencia del PAN no reaccionó.
El problema del agua, que si bien tiene décadas en la capital, con Xico se extrapoló, las calles de la ciudad llegaron a tal deterioro que muchas fueron cerradas porque era imposible transitarlas, el servicio de recolección de basura que funcionaba como reloj suizo en el tiempo de Óscar Almaraz
se convirtió en una pesadilla que generó montones de desperdicios por doquier.
Amplios sectores de la Ciudad llenos de maleza y a oscuras y el reclamo casi unánime de la ciudad, pero El Cachorro defendía a su alcalde en lugar de exigirle soluciones. El final ya lo sabemos todos; Xico fue echado de la alcaldía, pero hasta suerte tuvo y le abrieron espacio en una subsecretaría en Salud estatal; ojalá ahí no cause tantos destrozos.
¿Qué aprendió o debió aprender el PAN de Tamaulipas con el caso de Xico?, primero: hay victorias que salen más caras que la derrota si se les deja actuar a sus anchas.
Dos: que un personaje en campaña (el de charrito en este caso) no siempre funciona ya habiendo tomado el poder o que una victoria no garantiza un buen gobierno.
Tres: el PAN como partido que llevó al poder a Xico tenía derecho a intervenir en la conformación del gabinete de este como alcalde, pero lo dejaron escoger entre los 400 mil victorenses a lo peor, porque pisteaban con él, porque era su yerno, porque era su sobrino político, porque su mamá trabaja de sirvienta en la casa, porque tiene caballos.
Cuatro: el PAN tiene que detectar a tiempo a un candidato de mente vaga, alucinada y si estos síntomas se dan ya en el ejercicio del encargo público intervenir para evitar la retahíla de tonterías que padecimos los de Victoria.
El PAN debe haber aprendido la lección, pronto y estará buscando candidatos y ya hay algunos payasos anotados, ojalá recuerden los azules lo que acaba de ocurrir en Victoria y no repitan el error en alguno de los 43 municipios… sale muy caro.
POR MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA