EL HIGO.- Tras meses de angustia y dolor inexplicable, familiares de la joven Ana iris Jaramillo Martínez, que se encontraba en calidad de desaparecida desde julio del 2019 lograron encontrar sus restos en un municipio del Estado de Nuevo León.
La afanosa búsqueda que marcó de dolor a los familiares de la joven llegó a su fin, por desgracia con ellos también terminaron las esperanzas de poder haberla encontrado con vida, ya que tras exhaustivas pruebas de ADN se logró confirmar qué se trataba de Ana Iris.
La joven desapareció en la colonia Valle de Santa Elena en la localidad de Zuazua, justo cuando se dirigía a su trabajo ubicado en Apodaca, esto el 21 de julio del 2019.
Fue durante el pasado que las autoridades confirmaron la muerte de la joven, tras realizar pruebas de ADN a una osamenta encontrada en el mes de abril.
Los familiares de la joven ante su desaparición, crearon una página de Facebook para buscarla, y también confirmaron la noticia de su fallecimiento.
Sus familiares escribieron en esta, lo siguiente: “un año sin ti teníamos mucha fe de volverte a ver, no sabes el dolor que tenemos nuestra familia saber que nunca te volveremos a ver ni darte un fuerte abrazo”.
Una fuente cercana al caso informó que el pasado 30 de abril, en una brecha que conecta a las colonias Valles de Santa Elena y Colinas del Aeropuerto, las autoridades localizaron restos humanos que tras analizarlos en muestras de ADN, finalmente se confirmó que se trataba de los de Ana Iris.
Las pesquisas previas, revelaron que el 21 de julio de 2019 una de las amigas de la joven reportó que Ana Iris se encontraría con una de sus compañeras del trabajo, pero al ver que Iris no llegaba decidieron marcarle, hasta la tercera llamada un hombre contestó y les respondió que se le había olvidado su teléfono en el taxi; luego colgó.
Desde el día de su desaparición se hizo una búsqueda de la colonia Valle de Santa Elena, hasta su lugar de trabajo en Apodaca en espera de encontrar rastros de ella.
Durante el sábado que arribaron a este municipio los restos de la infortunada joven, los cuales fueron acompañados por una caravana de vehículos hasta su domicilio donde se procedió a velarla.
Todo ello en un ambiente de dolor indescriptible, ya que padres hermanos amigos y conocidos no daban crédito al triste final de la joven, que se encontraba en la plenitud de su vida.
Por Víctor Montiel