Si Usted es, ha sido, o está planeando ser infiel, quizás no le interese esta columna, no está preparado para esta conversación.
En varias ciudades tan disímbolas como distantes, de Veracruz, Guerrero, Sinaloa, Morelos, Durango, Jalisco y Tamaulipas comenzó un nuevo movimiento feminista de denuncia pública, ahora es para descubrir a los infieles, no es broma, animadas por la fuerza que tomó el MeToo hace tres años, crece la visibilidad de las mujeres que sufren algún tipo de violencia de género.
Utilizando como herramienta el Twitter, Facebook o WhatsApp se crean espacios virtuales, exclusivos para mujeres, con el fin de investigar la fidelidad de la pareja, en las mismas redes sociales.
Es como boletinar al hombre en cuestión para saber si tiene una segunda pareja, está siendo o pensando, ser infiel.
Aunque las mujeres fueron las de la idea, los hombres se enredaron en este mundo viral y también empezaron a crear grupos masculinos, pero con otras negras intenciones, las de intercambiar packs o fotos de sus ex parejas.
Por lo que estarían incurriendo en delitos cibernéticos. En el caso de las mujeres, el movimiento que apareció a principios de octubre sigue creciendo, aunque no se sabe bien su origen y en casi todos los casos las administradoras se mantienen anónimas y en uno de Sinaloa se documenta que 9 de cada 10 casos que se han subido a esa red son infieles.
Cansadas de las mentiras, la falta de respeto y el abuso de confianza las féminas empezaron a denunciar a los acosadores, que son casados, viven en una unión libre, tienen pareja o están comprometidos, pero en sus perfiles se divulgan como solteros, en esta modalidad virtual las que sospechan envían fotos de sus parejas con el cuestionamiento ¿lo conoces, te ha tirado el rollo? El objetivo, dicen, es evitar el sufrimiento
de más mujeres.
Especialistas en conducta humana ya debaten sobre estos casos de imputaciones en la era de la socialización en la red, para unos será algo efímero y eufemístico, quizás un juego que se perderá entre tantas noticias, para otras se trata de algo más serio, las mujeres no están jugando cuando se trata de ser sororas.
Los movimientos feministas actuales han abonado para empatizar más la relación entre mujeres, conocer y hablar nuestras realidades es un paso importante para cambiar la forma en que nos relacionamos por el género y en general con nuestro entorno.
Y así, la sororidad se gesta como algo natural, sin el atropello del patriarcado. Consulté a una amiga feminista de Cd. Victoria, sobre este nuevo reto, para ella lo que más preocupa es la respuesta masculina, la burla y el ciber acoso que plantean los hombres con su versión ¿Amigo, es tu morra?, donde exhiben material sensible de algunas mujeres, es un delito que queda impune y que pierde foco, en la normalización de la violencia hacia la mujer.
La infidelidad también es un privilegio del patriarcado, aunque algunas mujeres no se salvan de caer en la masculinización de sus relaciones e imitan las conductas deshonestas de los hombres.
La justificación del infiel siempre es la culpabilidad de ella: En mi casa no me entiende; estoy con ella por mis hijos; no me atienden como a mí me gusta; ella cambio y deje de quererla; yo nunca he sido así, pero tú me motivas.
“Tú me das la vida, ella mil problemas, tú me das pasiones, ella ya ni sabe” Cantaba “romántico” José José.
El empoderamiento de la mujer, el reconocimiento de su valor como persona y la exigencia a una vida libre de cualquier violencia, ejerciendo sus plenos derechos humanos, crece con la intensa ola feminista de nuestro tiempo.