Las escuelas siguen cerradas, pero no los restaurantes; la burocracia no va a su oficina, pero sí a barrer calles; cierran los estadios, pero las canchas llaneras se llenan a invitación de un político; las playas se abren, pero no los camposantos; la iglesia puede también recibir a sus fieles, pero están en veda las concentraciones de cualquier índole, sin embargo, nada baja la curva de contagios ni mejora la economía.
Ya no importa si el semáforo es ámbar o rojo escarlata, seguimos como empezamos el año, unos guardados y otros no, pagando justos por pecadores. El Senado de la República es el más reciente ejemplo de como la concentración de políticos en un mismo lugar eleva los contagios de Covid 19, derivando en muertes, ahora se plantean extremar medidas precautorias que costarán más al contribuyente, más vacunas y más filtros, para sostener al oneroso aparato legislativo.
Al inicio de la pandemia, los legisladores de ambas cámaras comenzaron a sesionara distancia en la plataforma zoom, pero como que no les gustó, pues la plataforma virtual les limita el jaloneo y el show cómico político que sí les permite el estrado. Ya decíamos del gabinete federal, la mitad ya enfermó, pero ninguno detiene su actividad, incluido el presidente que en franco proselitismo se mueve por todo el país, provocando la movilidad de más personas, unos acuden por compromiso laboral o político, otros a concentrarse a su paso para demandar atención a problemas sociales.
Pero nada detiene su marcha. “Voy a ser breve, porque hay mucha pasión, se movilizaron mucho aquí en Nuevo Laredo y tenemos que cuidar lo de la pandemia” fue el sofisma presidencial de un discurso apurado en Tamaulipas. Otro evento que no tiene más trascendencia que en lo político. Según los pronósticos del Dr. Hugo López Gatell, al finalizar este año México habrá superado las cien mil muertes por el virus que nos ha obligado a detener casi toda movilidad social, menos la política.
Miles de Maestros, padres de familia, estudiantes, académicos, profesionistas y amplios sectores de la economía como la banca y el comercio, han migrado a los procesos virtuales, utilizan las herramientas digitales y dan seguimiento a su actividad para que no se detenga el mundo, pero muchos de los políticos, que se creen inmunes e indispensables, no han guardado ni un día de cuarentena, no tienen tantita misericordia por tanto minuto de silencio en tantos hogares que hoy viven en luto por muertes derivadas del Covid.
Hoy más que nunca ocupamos servidores públicos honestos y responsables con la salud pública, que apliquen otro tipo de gobernanza más profesional, sin tanta grilla, que con seriedad asuman el momento crítico que les toca gobernar. Este 2020 a todos nos ha demostrado que la vida ya no puede ser igual, que todo cambia, que entramos a otra realidad.
Cambió el método de enseñanza, ya hay más intervención de los padres en la educación de los hijos; muchos dejamos de ir al banco y le entramos a la banca en línea; nos borraron del calendario las festividades; la convivencia familiar también varió y dejamos de visitar a los abuelos para no ponerlos en riesgo; el consumo en el Supermercado es ahora más rapidito y responsable; el turismo será más doméstico, cercano sin tener que tomar avión, para reencontrarnos con lo nuestro.
Hasta la fuerte movilización feminista que inundaba y pintaba las calles de morado, se ha replegado, se fortalecen en el sistema virtual. ¿Por qué los políticos no paran? ¿Por qué no cambian su forma de hacer política? ¿Por qué no programan un día sin política?. Nos serviría a todos como un detox de grilla y contribuirían en gran medida a reducir contagios.