CIUDAD VICTORIA.- Su historia inicia tras la construcción de la carretera México-Laredo, la primera vía de importancia del país que sirvió para comunicar el centro de la república con el vecino del norte. Ante ello y por el creciente número de turistas nacionales y extranjeros que pasaban por Ciudad Victoria, fue que a la familia Benítez se le ocurrió construir un hotel de amplias proporciones y con lo más avanzado de la época, poniéndole “Sierra Gorda” en honor al colonizador José de Escandón, conde de Sierra Gorda.
Dónde inició la obra, existía desde la época de Porfirio Díaz, un hotel de nombre “González”, que hasta 1934 era uno de los preferidos por políticos locales y nacionales, como Alfredo Elías Calles, hijo del jefe máximo de la revolución, quien, por ser diputado local por El Mante, se llegó a hospedar ahí varias veces.
Construido en sociedad y bajo la dirección del arquitecto Enrique Luis Canseco González, el Hotel Sierra Gorda abrió en 1938, a escasos metros de la carretera federal, también conocida como calle 8; tenía cinco pisos, 100 cuartos, restaurante, bar y un amplio estacionamiento.
Portes Gil grillaba en el hotel
El 21 de noviembre de 1939, el licenciado Emilio Portes Gil, ex gobernador y ex presidente de México, estuvo varios días en la capital de Tamaulipas arreglando diversos asuntos.
En su estancia en Victoria, don Emilio se hospedo en el Sierra Gorda y recibió a muchos políticos locales.
En los corrillos políticos se rumoraba que Portes Gil se postularía otra vez a candidato a gobernador, una vez concluido el mandato de Marte R. Gómez; pero , la suerte no le favorecería, pues el próximo mandatario sería don Magdaleno Aguilar Castillo.
El hijo del difunto Bernardo Reyes en Victoria
Nos cuenta el cronista de Ciudad Victoria, Francisco Ramos Aguirre, gracias a la Carretera Nacional, en la década de los cuarenta del siglo XX, la capital cueruda se convirtió en un lugar turístico y de tránsito de numerosos personajes de talla internacional.
Uno de ellos fue el célebre escritor Alfonso Reyes, hijo del extinto general porfirista Bernardo Reyes, quien el 13 de mayo de 1941, en tanto se dirigía a la Universidad de Berkeley, California, donde le otorgarían un doctorado Honoris Causa, se hospedó en el lujoso Sierra Gorda.
Sobre esa visita, Reyes escribió en su diario: «…A las 4 a.m del día 14 en Ciudad Valles, 52 litros de gasolina y 2 de aceite.
Maneja Germán hasta Ciudad Victoria (708 km.), donde llegamos a las 7 a.m y descansamos en el Hotel Sierra Gorda. Baño y desayuno.
Averiguo la penosa muerte de Francisco Benítez, mi paisano y amigo de la infancia, hermano de José Benítez, Salimos de Ciudad Victoria a las 10 a.m alternando tez.»
Importantes generales arribaron al Hotel
El 18 de noviembre de 1941, a las 18:00 horas, arribó a Ciudad Victoria por la carretera nacional, el ministro de la Defensa Nacional, general Pablo Macías Valenzuela, hospedándose en el Sierra Gorda. Al siguiente día, el divisionario proseguiría su viaje con destino a Monterrey, a donde asistiría a un simulacro de guerra que ahí se efectuaría. En su estancia en el hotel victorense, lo acompañó el general e historiador
Francisco L. Urquizo. Acudieron a saludarlos el jefe de la Zona en Tamaulipas y altos jefes militares destacamentados en la región. Igualmente, el gobernador Magdaleno Aguilar pasó a saludar a tan distinguidos visitantes.
Hospedó a los supervivientes del Amatlán
El 4 de septiembre de 1942, el buque tanque mexicano “Amatlán” regresaba de transportar 55,000 barriles de petróleo de La Habana, cuando fue impactado por tres torpedos de un submarino nazi comandado por el Kapitänleutnant Gunther Pfeffer frente a la barra de Soto la Marina.
Los supervivientes fueron llevados a La Pesca, en espera del general Alberto Bello, Jefe del Sector Militar de Ciudad Victoria, quien salió de la capital la noche del lunes 7 al mando de un contingente de facultativos con el propósito de auxiliarlos.
Horas después de su arribo, los escoltó hasta Victoria, arribando a la ciudad como a eso de las 4 de la tarde, del 9 de septiembre de 1942.
Numeroso público se encontraba congregado frente al Hotel Sierra Gorda, donde el gerente de PEMEX había hospedado a los 24 supervivientes.
El capitán Gonzalo Montalvo dijo a la prensa que daba gracias a Dios por haber podido salvar su vida y la de la mayoría de su tripulación, agregando: “lo único que puedo decir, es que he perdido a cinco hombres de mi tripulación”.
Según la prensa de esos días, la noticia de la llegada de los supervivientes se extendió como pólvora en Ciudad Victoria.
En el lobby del Sierra Gorda, uno de los miembros de la tripulación dijo a la prensa que se había salvado de puro milagro, señalando que el ataque alemán ocurrió a las once de la noche del viernes 4, añadiendo: “Íbamos navegando frente a la barra de Soto la Marina, seguros de haber podido regresar a nuestra patria sin contratiempos, y felices de poder ver nuevamente a nuestros familiares, cuando sentimos una terrible explosión”.
No pagaban los invitados de Gonzalo N. Santos
En octubre de 1943, al regresar de los Estados Unidos, don Nemesio García Naranjo pasó una noche en el Hotel Sierra Gorda, donde se encontró a funcionarios municipales de San Antonio, Texas, que también se hallaban de paso, rumbo a San Luis Potosí, a donde iban como invitados de honor a las fiestas que se celebrarían con motivo de la toma de protesta del gobernador Gonzalo N. Santos.
A la hora que García Naranjo fue a cubrir la cuenta del hotel, vio en la Administración a uno de los norteamericanos que también trataba de cubrir la suya.
El administrador recibió los modestos centavos del mexicano, rehusando el dinero del huésped extranjero, pues le dijo sonriendo que todo estaba pagado por cuenta al erario potosino.
García Naranjo no hizo sólo que comparar el tratamiento que reciben los gringos en México con el que ellos les daban a los compatriotas en Estados Unidos, por lo que añadió que mientras los huéspedes de don Gonzalo Santos recibían gratis los mejores servicios, en los mejores hoteles, el cónsul en Houston solo tenía acceso al a cocina de un restaurante de New Gulf.
Recepción al gobernador saliente y entrante
El 17 de enero de 1945, había entre la población victorense un enorme interés por la anunciada llegada de los gobernadores constitucional y electo, Aguilar y González, respectivamente, así como la del ex presidente de la república Emilio Portes Gil.
El Gobierno del Estado y algunas agrupaciones locales, en millones de volantes participaban en la ciudad en la conferencia que sobre alfabetización sostendría esa noche el licenciado Portes Gil, rumoreándose que tocaría el problema de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
El presidente de la Cámara de Comercio, señor Bernardo Loperena, informó a la prensa que se ofrecería un banquete en el Sierra Gorda a referidos políticos.
Tres esqueletos frente al Sierra Gorda
El 20 de julio de 1956, fueron hallados dos esqueletos humanos, que sumados al que días antes habían localizado sobre la calle Hidalgo, eran 3 los macabros hallazgos localizados frente al Hotel Sierra Gorda, donde se construía un moderno edificio.
Las autoridades judiciales tomaron conocimiento de los citados hallazgos, pero no había probabilidades que las investigaciones llegaran a buen camino.
La hipótesis que existía era que eran de asiáticos, porque en ese lugar que se encontraba en demolición, solamente comerciantes chinos lo habitaban.
Según un dictamen emitido por los médicos legistas del Hospital Civil, se tenía la certeza de que los cadáveres tenían no menos de 30 años de haber sido sepultados clandestinamente.
También se creía que esos crímenes y ocultación de cadáveres, hayan sido cuando los temibles Tangs causaban dolores de cabeza a las autoridades policiacas por los constantes asesinatos, ya que quienes por diversas causas desertaban de esa siniestra organización, eran aniquilados para evitar que se les denunciara ante la policía.
La población de Ciudad Victoria se hallaba alarmada por esos macabros hallazgos y se tenía la creencia de que a medida que se siguiera excavando, se encontrarían más restos humanos.
Ahí se alojó el Cruz Azul
El Cruz Azul en el Sierra Gorda
El viernes 28 de abril de 1995, arribó a Ciudad Victoria el club de futbol Cruz Azul, previo a su juego contra el equipo local. Los visitantes se hospedaron en el Sierra Gorda, en donde fueron visitados por diversos aficionados, que procedentes de muchos municipios de Tamaulipas, acudían a obtener una foto y autógrafo de sus ídolos. En lo alto del hotel, sobre una ventana de los últimos pisos, ondeaba la bandera del equipo capitalino. Eran los días en que su goleador Carlos Hermosillo peleaba el título de goleo con el camerunés Biyik del América.
El domingo 30 de abril de 1995, en el Marte R. Gómez, los correcaminos de la UAT jugarían su último partido como local en la primera división, siendo aquello un lleno total.
Se pensaba que en ese juego Hermosillo anotaría varios goles y se despegaría de su competidor. En el primer tiempo, en una jugada en el área chica, el argentino Julio Zamora fue derribado por Daniel Corral, marcando el árbitro penal, el cual fue cobrado por Hermosillo, pero atajado por el portero local Ricardo Martínez. El equipo local mantenía la esperanza, pero en el segundo tiempo, con goles del brasileño Pintado, del mexicano Octavio Mora y del argentino Marcelo Delgado, vieron esfumarse sus ilusiones.
Por Marvin Osiris Huerta Márquez