Un nuevo reality show se presentó para la familia fraterna mexicana en esta semana, es el pan de cada día de muchas mujeres que trabajan e intentan hacer equipo con los hombres, romper el muro machista está más difícil que el techo de cristal o el piso pegajoso. Al aire, en vivo, con la anuencia del Secretario de Educación, Esteban Moctezuma se exhibió una catedra patriarcal de como invisibilizar a una mujer en televisión pública nacional y no ser tocado ni con el pétalo de una rosa.
Desde el título del programa se anuncia un choque de egos “John y Sabina”, un formato de entrevista que invita al debate y al análisis de las políticas públicas actuales, pero como John Ackerman mantiene su fe ciega en el actual gobierno y es quien marca la pauta, los contenidos los convierte en propaganda electorera de la 4T. Como ferviente admirador de AMLO ha tenido ya otros desencuentros con periodistas y analistas políticos que no comulgan con su ideología, sin embargo, se mantiene incólume en el servicio de la comunicación pública.
Esta al aire en TVUNAM, Canal Once y Canal 22. Aunque pareciera un tema doméstico, el pleito que ahora mantiene con Sabina Berman nos incumbe a todas, pues es un retrato actual del acoso laboral, de la inequidad de género en todos los medios, públicos y comerciales, el piso disparejo para el desempeño de las mujeres y lo peor, la misoginia que fomentan los que se dicen amigos del presidente.
Para no hacer el cuento largo, desde hace el año pasado que iniciaron este programa, ambos conductores se ven forzados a cuadro, una haciendo gestos ante las preguntas retoricas del otro a los funcionarios y él haciéndose el simpático con sus invitados, puros cuates y militantes de Morena.
Pero esa no fue la gota que derramo el vaso, lo fueron las feministas. Tal como estaba establecido en la pauta, según cuenta la escritora, se iniciará la emisión con la noticia coyuntural de las protestas feministas por feminicidios en Cancún y así fue, pero Ackerman evadió el cuestionamiento y dio otro giro al programa con el invitado que presenció todo el bochornoso pleito en directo y no hizo nada. Al final se despidieron sin tomar en cuenta la noticia de las mujeres, ni a la co-conductora.
Antes del episodio televisivo, Sabina ya había acusado públicamente a John de egocentrista, acosador, “tirano” y señalarle: “No te gustó tener frente a ti a una mujer que tenía su propio punto de vista”, el académico le respondió llamándola oportunista y negando su conducta machista.
En apoyo a la escritora se establecieron las etiquetas #SabinaNoEstasSola y #SomosTodas, este último término para añadir hilos con historias similares, la misma película, donde se hacen programas paritarios sólo para cumplir la cuota de género, pero no se les da voz y voto a las mujeres, entonces las arrinconan de adorno. Las mujeres periodistas lanzaron en sus redes un texto unificado “La violencia que ejerce John Ackerman contra Sabina Berman en el programa transmitido por Canal Once Tv, es reflejo del constante acoso laboral contra las mujeres. Es inaceptable ver estos patrones reproducidos en la televisión” pero no ha tenido replica.
El que calla otorga, dicen por ahí. Y si eso pasa entre personajes mediáticos, imaginemos lo que sucede en otros escenarios comunes. Esto es sólo un botón de muestra, un reflejo espectacular y estridente, de todo lo que la mujer enfrenta en el campo laboral: desigualdad salarial, acoso sexual, hostigamiento laboral, abuso de poder, misógina y machismo.