¿Cuántas veces oímos decir a madres y padres de familia que todo lo que hacen, lo hacen por sus hijos? ¿Qué lo que importan son las criaturas? ¿Qué los infantes son el presente y el futuro? Pues la urgencia nos llama a demostrarlo. Hoy en el Día Universal de los Niños, la UNICEF nos confirman que el Covid 19 sí daña a los niños y los afecta más que a los adultos o ancianos.
Cada 20 de noviembre esta efeméride, creada en 1989, nos rememora la firma de la Convención sobre los derechos de la infancia, y en este año aciago, el informe global alerta sobre la pandemia que podría dejar “una generación pérdida”.
Aunque los especialistas explican que los síntomas del virus entre los menores son leves, las infecciones y las muertes en la población en general siguen aumentando y esto traerá consigo un grave impacto, en la educación, la nutrición y la calidad de vida de toda la actual generación de menores que quedará marcada de por vida.
Siempre será mejor tener las escuelas abiertas que cerradas, pero hoy se urge la apertura de los restaurantes y antros para la reactivación económica, sin embargo, los adultos no colaboran y no se estabilizan los contagios.
Desde el inicio de la pandemia nos han avisado sobre la población en riesgo, los ancianos y personas con enfermedades crónicas, pero es un mito que los niños no están siendo afectados por la enfermedad.
Henrietta Fore, Directora de UNICEF documenta que “si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es sólo la punta del iceberg de la pandemia”.
Preocupa que los servicios sociales y de salud sigan suspendidos y el aumento
de la pobreza que representa una seria amenaza para los niños, mientras más tiempo se quede esta crisis, más graves serán las repercusiones en la educación, salud, alimentación de toda una generación que hoy está en riesgo.
El reporte indica que, si los niños transmiten los virus entre sí y lo pasan a los adultos, también hay pruebas sobre las medidas de seguridad básicas y los beneficios de abrir las escuelas.
“Las escuelas no son el principal impulsor de la transmisión comunitaria y los niños tienen más probabilidades de contraer el virus fuera de los entornos escolares”.
Los datos destacan que el 33 por ciento de los estudiantes matriculados en todo el mundo se ven afectados por el cierre de escuelas.
Y se estima que el número de niños que sufren pobreza multidimensional, es de-
cir que no tienen acceso a educación, salud, vivienda, nutrición y saneamiento de agua, se ha disparado en un 15 por ciento.
A la par de este comunicado, la OMS avisa al mundo que la vacuna contra el virus no será la panacea, esta no será en ningún modo una solución total. Mike Ryan, tajante, dice que “alguna gente piensa que las vacunas serán la solución, el unicornio que todos hemos estado persiguiendo. No lo es”. Las medidas del distanciamiento físico, la higiene, los cuidados a la salud, son fundamentales para mitigar contagios, la vacuna será otro elemento, pero habrá que dejar permanente el protocolo de sanidad.
Así que será mejor hacer caso y hacernos responsables de la salud propia, porque en colectivo hacemos la salud pública, ni Gatell, ni Molina, ni Tedros vendrán a curarnos a una generación pérdida. Si no lo hacemos por los padres y los abuelos, si por los hijos.
La emergencia nos llama, el exhorto para toda la población es ver por los niños, “mientras todos reimaginamos el futuro y miramos hacia un mundo pos pandémico, los niños deben ser primero”
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE