Podrán existir diversas especulaciones respecto de la repatriación del general Salvador Cienfuegos, pero lo cierto es que el gobierno de la república se anotó un triunfo sin precedente, que por supuesto los adversarios no quieren reconocer, acreditándolo solo a Marcelo Ebrard, dejando al margen al presidente López Obrador a pesar de la lógica elemental de que las instrucciones emanaron justamente de la autoridad superior. Ni modo que el canciller haya actuado por iniciativa propia cuando la responsabilidad primera y última pertenece al Jefe de la Nación. Esto de ignorar la autoridad presidencial no se le ocurre ni a un bebé de guardería, dicho sea con todo respeto a la generación gerber, en el afánsolo ubicar el desarrollo mental de los conservadores y sus aliados.
Resulta inverosímil que ciertos medios de comunicación y “analistas” al canto, pretendan demeritar
un hecho cuya evidencia no contiene mayor duda. Faltan a la verdad por sus ansias de golpear, suponiendo que la opinión pública “es tonta de ahora”.
Lo importante sin embargo, es que México hizo valer su soberanía, mereciendo el respeto de las autoridades gringas que hubieron de avenirse al reclamo derivado de la detención del ex secretario de la Defensa, realizado en condiciones no muy claras y si altamente ofensivas al código diplomático que de alguna manera lesionaría la imagen castrense.
La historia de este caso seguirá quien sabe por cuánto tiempo, eso corresponderá a las investigaciones que ahora toca realizar a la Fiscalía y en su caso a la decisión del Poder Judicial, pero suponemos que al final el general Cienfuegos saldrá bien librado y con él la institución que representa. Por lo pronto la polémica ocupa la pública atención pero se irá diluyendo a medida que otros asuntos pasen a ser prioritarios y de urgente ocupación y preocupación para el gobierno de la república…mientras tanto el militar
en proceso de retiro, está de regreso y sin amenaza de perder su libertad, sea como un ciudadano más.
Fue un éxito del supremo gobierno digo, que de ninguna manera empañan los ataques, críticas y ofensas de los conservadores y por el contrario, lo fortalece y atrae mayor confianza que mucho cuenta en las circunstancias que afronta el país. En este sentido el esfuerzo oficial no tiene medida, sobre todo en las zonas más dañadas no solo por la pandemia, sino por la furia de la naturaleza que ha dejado miles de víctimas y la pérdida incalculable de bienes materiales.
En cuanto a Marcelo Ebrard, es de destacar el profesionalismo en el desempeño de su cargo en el cual se ha conducido con modestia, aunque con la suficiente dignidad y categoría para defender en las más altas tribunas, la política internacional que por tradición ha sostenido México. Esto desde luego, le coloca como uno de los más serios aspirantes a suceder
a AMLO. Y en estos momentos tal vez sea quien lleva la delantera en
la imaginaria de la opinión general, debido a los argumentos generados por su trabajo.
Claro que es muy temprano todavía y hacia el interior del gabinete no habrá tiempo de pensar en el asunto, pero de que algunas fichas se mueven, eso-que-ni-que. Y en esto mucho tienen que ver los nuevos dirigentes de MORENA: el presidente Mario Delgado Carrillo a quien se le ubica como avanzada de Ebrard, y la Secretaria General Citlalli Hernández Mora, definida como partidaria y activista de Claudia Sheinbaum. Son quienes en gran medida “echaron
la pelota a rodar” y son culpables de las diferencias hacia el interior de dicha organización. Ya sabéis que hay un tercero: Ricardo Monreal Ávila que pareciera estar jugando a que la situación se complique y llegado el momento resultar favorecido, pero todavía falta que corra mucha agua debajo del puente, (así lo entiende Alejandro Encinas), y por lo pronto, hay que resolver la problemática heredada por los inmorales regímenes neoliberales, construir las obras que requiere el país y sobre todo, terminar con la corrupción y hacer realidad la justicia social. Hay mucho trabajo por delante.
Regresando a la forma y manera en que el general Cienfuegos retornó, algunas interrogantes resultan en caso de que alguno de los ex presidentes sea detenido en el extranjero. ¿El supremo gobierno también metería las manos al fuego como lo hizo con mi general?. Es probable, a lo mejor, pue-que sí, aunque la diferencia con Calderón o Peña Nieto, por ejemplo, es que ellos sí están involucrados
en investigaciones iniciadas sobre corrupción lo cual les coloca en situación muyyyyyyy diferente. Y luego con las tantas más cuantas evidencias que van resultando tras las declaraciones de cómplices y partícipes en negocios turbios y dañinos al patrimonio nacional. ¡No’mbre, no se la acaban!.
Serían extraditados bajo otras condiciones estos ex presidentes, pero no haga caso al columnista, nada más son buenos deseos de que dentro o fuera del país, algunos responsables de la crisis como los señalados, sean obligados a responder ante la ley y recibir el castigo merecido…pelaos estos.
HACE CIENTO DIEZ AÑOS
Pues sí, este 20 de noviembre se cumplen ciento diez años del inicio de la Revolución Mexicana donde Francisco I. Madero fue líder y mártir y para efectos de la Cuarta Transformación lo sigue siendo. Es un personaje recordado con frecuencia por AMLO como ejemplo demócrata y justiciero. Ello no obsta para censurar que el movimiento haya desembocado en igual o mayor inmoralidad de la que existía durante el porfiriato. Ya sabéis de la dinastía sonorense que se apropió de los haberes revolucionarios, heredados a la vez a la oligarquía civil que se encargó de sepultar los ideales primeros, a partir de Miguel Alemán. En el inter la honrosa excepción fue mi general Lázaro Cárdenas.
No extraña entonces que no
se hayan cumplido los objetivos previstos tras la caída del dictador, considerando que hace casi un siglo la corrupción se institucionalizó para convertirse en símbolo de poder. Cierto es que el gobierno actual se esfuerza por ser diferente poniendo el ejemplo y persiguiendo la inmoralidad donde quiera que se encuentre, sin embargo es una guerra con muchos frentes e infinidad de tumbas abiertas.
Si hiciéramos un balance podríamos concluir en la obviedad de que la violencia en sus diversas facetas, solo ha producido víctimas inocentes, sea la mayoría social que ahora se asoma a la justicia apenas por una rendija. Y si acudimos a las odio-
sas comparaciones, habríamos de aceptar que chinos y rusos han sido más inteligentes para engrandecer, enriquecer y hacer felices a sus naciones. Y eso que sus revoluciones fueron posteriores a la nuestra.
¿Por qué México no ha logrado desarrollo similar o superior?…Quizá debido al maligno sometimiento que solo produjo generaciones mediocres y conformistas…tal vez por temor a la represión autoritaria que tuviera su mayor demostración en la matanza del 2 de octubre del 68 en Tlatelolco.
Este sexenio sin embargo, es la oportunidad, probablemente única, de construir el país que soñaron los abuelos y acariciaron en sueños los viejos revolucionarios…ya no están Madero, Villa, Zapata ni Felipe Ángeles, pero quedan millones de héroes anónimos dispuestos a cambiar la historia de una vez por todas.
Ya no será la fiesta de las balas protagonizada por Rodolfo Fierro
en la sugestiva novela de Martín Luis Guzmán, sino el banquete de ideas, proyectos y realidades que pongan fin a la injusticia social.
He dicho.
SUCEDE QUE
Desde algún punto del planeta Peña Nieto envía sus condolencias a López Obrador por la muerte de su hermana, en lo que parece más una súplica de impunidad bajo la promesa de que no hará más travesuras.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA