Las relaciones de los EE. UU. con México nunca han sido de amistad, cooperación o alianza, sino de dominación. En supremacías imperiales lo peor que le puede pasar al dominador es reaccionar con sentimientos. Por eso la política exterior de la Casa Blanca la planteó John Foster Dulles en plena definición estratégica del papel de Washington en la guerra de Corea: “los EE. UU. no tienen amigos; tienen intereses”.
México representa, para los EE. UU., seguridad territorial, petróleo, zona de distensión de las crisis de Centro y Sudamérica y el Caribe, presión migratoria, riesgos de cruce de terroristas y zona de abasto de las drogas que requieren los millones de consumidores estadunidenses adictos y recreativos de drogas.
En este sentido fue que el general Paul Gorman, jefe del Comando Sur del gobierno de Reagan, declaró que México era “el problema de seguridad nacional número uno para los EE. UU.”.
En la realidad estratégica, nada fue diferente con Barack Obama, ni con Donald Trump, ni será distinto al gobierno de Joe Biden, vicepresidente ocho años del proyecto transexenal de Obama. La continuidad de la política exterior imperialista de los EE. UU. de Richard Nixon a Biden se basa en el hecho de que el presidente de la nación tiene sólo una función real: la seguridad nacional.
Dentro de la política exterior, fue Obama el presidente que introdujo la variable de crimen organizado. En su decisión de atender sólo adicciones dentro de su país y no combate a las mafias comercializadoras de droga al menudeo en las calles, Obama trasladó la responsabilidad de la droga a los países productores y a sus cárteles.
El modelo de Crimen Organizado Trasnacional se convirtió en estrategia en septiembre de 2011 y pasó a ser política operativa al tomar la decisión de ir a combatir a las mafias de la droga a sus países de origen, atropellando las relaciones internacionales y las leyes nacionales en vigor y dándole a los EE. UU. el poder de certificación de países aliados a los EE. UU. Trump se basó en el principio de jurisdiccionalidad transnacional para su estrategia contenida en sus Presidential Determination on Major Drug Transit or Major Illicit Drug Producing Countries de 2020 y 2021 y para la Operación Python de la DEA en los EE. UU. y en México para capturar y tomar el control del Cártel Jalisco Nueva Generación. Este operativo oficial del gobierno estadunidense contextualiza el arresto de la DEA en Los Angeles del general Salvador Cienfuegos Zepeda.