CD. VICTORIA.- El Caminante dio varias vueltas a la zona centro para encontrar un espacio donde estacionar su viejo Nissan, sin embargo para las diez de la mañana todas las aceras ya estaban abarrotadas o apartadas por los comercios.
Los trabajadores de los parquímetros no se daban abasto para ponerle las “arañas” inmovilizadoras a tanto carro que se olvidó de pagar su estacionamiento en la vía ‘pública’.
Finalmente se dio por vencido y decide aparcarse al otro lado del rio San Marcos, sobre el bulevar Luis Echeverría, en la colonia Mainero (habrá que castigar más la suela para regresar, pero al menos se ahorrará unos cuantos pesos del estacionamiento).
De entrada, la ciudad pareciera haber vuelto a épocas pasadas, pues el número de peatones es impresionante. Hay que decirlo: la gran mayoría lleva puesto el cubrebocas, aunque muchos lo llevan colocado de manera incorrecta o se lo tocan continuamente, lo cual pues da al traste con la misión de la mascarilla. Otros mas precavidos usan careta y hasta guantes, pero también se observan familias enteras que no porta ninguna protección, pero eso si le entran con fé a las garnachas en los alrededores del Mercado Argüelles.
Incluso los puesteros han decidido tomar todas las medidas necesarias para evitar un contagio del virus de Covid-19. algunos han puesto barreras plásticas, cintas amarillas a manera de línea circundante y hasta depositan los billetes en recipientes con líquidos desinfectantes (desde mezclas de agua con cloro y vinagre, hasta puro alcohol no potable de 96 grados).
Pero suceden cosas curiosas en las calles de la capital: en algunas tiendas o establecimientos llevan a cabo un estricto control de acceso al interior, pero fallan en algo: hacer la medición en las manos o en los brazos arroja una lectura errónea. Las partes del cuerpo donde se puede medir la temperatura de manera adecuada son: la frente, los oídos y la boca. La temperatura de nuestro cuerpo no siempre es uniforme. En manos, pies, codos, brazos y muslos, la temperatura puede descender incluso hasta los 25 grados centígrados.
Pero el pueblo mal informado no perdona: son numerosos las publicaciones en redes sociales en las que llaman a no utilizar los termómetros infrarrojos en la cabeza aduciendo que pueden causar daño cerebral y a las retinas lo cual ha sido desmentido hasta el cansancio por las autoridades. Mas, como la población muestra una marcada resistencia a hacerlo, los establecimientos prefieren caer en la simulación para no ser sancionados o clausurados. Y así, sin darse cuenta, el cliente comparte el espacio dentro de las instalaciones con algunas personas que ya experimentan síntomas muy leves de la enfermedad como un aumento en la temperatura corporal.
Ademas de esto esta el problema de las aglomeraciones en las banquetas, no solo de los transeúntes sino de aquellos que forman una fila para entrar a comprar. De nada sirven las medidas sanitarias al interior de las tiendas si desde afuera ya están amontonados, como pasa en algunos almacenes de la calle Hidalgo y de las que ofrecen calzado y ropa por catálogo instaladas en los alrededores del 8 Praxedis Balboa (sin entrar en detalles del caos vial que provocan sus agremiados al estacionarse en doble fila, en esta ya de por si congestionadísima zona).
Si las autoridades esperaban que la movilidad disminuyera en este mes están equivocados. Será un diciembre diferente pues la recomendación es no hacer fiestas familiares ni verbenas populares en las colonias, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Si la tendencia a desobedecer estos lineamientos continúa, tendremos un severo repunte de contagios los primeros días de enero y entonces si: cuesta de enero hacia abajo y ‘escalerita’ de casos de Covid-19 a la alza. Dios nos agarre confesados. El Caminante procede a guardarse en casa porque ahora si ya fue demasiada pata de perro por esta semana.
POR: JORGE ZAMORA