El canciller Marcelo Ebrard informó en la mañanera que llegarán al país un millon y medio de vacunas. Será la primera entrega de varias, hasta completar los 130 millones contratados por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hoy será la celebración de la Noche Buena y, con ella, la de Navidad.
Las tradicionales posadas se interrumpieron por la pandemia, será en la cena del 24 de diciembre donde las piñatas sean apaleadas y destruidas, pues representan, en sus picos, los siete pecados capita- les, que se expresan en la ruindad, el egoísmo y la envidia de algunas personas que, afortunadamente, son las menos.
Así, dependiendo del bolsillo de las familias, habrá pavo, bacalao, romeritos, ensalada, buñuelos, ponche, pizzas, pollos rostizados, hot dogs y pastas. Todo enmarcado por el tradicional árbol de Navidad, en una sana convivencia familiar para seguir cuidando la salud y evitar el contagio de la covid-19.
Días de guardar y guardarse, dirían los abuelitos, y cómo no, si mucha gente no entiende que la cadena de contagio se logra detener evitando acudir a los lugares de alta concentración de personas.
Tepito, con aglomeraciones para realizar compras, y para salir a vacacionar, el aeropuerto y las cuatro centrales camioneras de la CDMX, abarrotadas; qué decir de las playas del país.
El semáforo rojo que emitió la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y la suspensión de actividades no esenciales hasta el 10 de enero han sido insuficientes para inhibir los flujos masivos de la temporada navideña, “la sana distancia” es historia, y luego se quejan de que no existen camas en los casi mil hospitales del país.
El Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington (IHME, por su siglas en inglés) dio a conocer que México podría superar las 153 mil muertes por covid-19, treinta mil más de las actuales, de no interrumpirse las cadenas de contagio.
La gente tiene que hacer lo propio, Papá Gobierno no suspenderá garantías ni constreñirá nuestras libertades, aunque se haga un uso irresponsable de las mismas. Y por increíble que parezca, circulan en redes sociales infinidad de recetas de dióxido de cloruro, como medicamento de uso, para aliviar
la covid-19, avalado por médicos militares, incluso hay un millonario que ofrece 10 millones de pesos a quien demuestre que no sirve este tratamiento, por cierto, prohibido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y, en México, la propia Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por carecer de evidencia científica que demuestre que acaba con el virus que causa la covid-19 y alivia a las personas que se enferman.
El dióxido de cloruro es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel y en el proceso de tratamiento de agua que, al entrar en contacto con el agua, reacciona para formar iones de clorito, ambas sustancias químicas son altamente reactivas y al ser ingeridas provocan irritación de boca, esófago, náuseas, vómito y diarrea, además de tras- tornos cardiovasculares y renales.
Se comercializa de manera ilegal en internet como “solución mineral milagrosa” (SMM), constituyendo un riesgo a la salud al desconocer la calidad de los insumos, las condiciones de fabricación, almacenamiento y distribución. Reitero, estos productos no tienen estudios ni protocolos de investigación registrados que avalen su uso clínico.
Así que, estimado lector, a seguirse cuidando para conservar la salud, la vida y el trabajo, continuar con actividades y proyectos futuros, renovando votos de fe, esperanza y optimismo para seguir teniendo razones de existencia y el Divino Creador nos siga dando inteligencia y sabiduría para vivir la vida con alegría, superando retos presentes y adversidades futuras. ¿O no, estima- do lector?